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Benito Pérez Galdós / Los episodios nacionales / Cronología

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Benito Pérez Galdós

LOS EPISODIOS NACIONALES
Cronología

1ª Serie

1873.- “Trafalgar”

1873.- “La corte de Carlos IV”
1873.- “El 19 de marzo y el 2 de mayo”
1873.- “Bailén”
1874.- “Napoleón en Chamartín”
1874.- “Zaragoza”
1874.- “Gerona”
1874.- “Cádiz”
1874.- “Juan Martín el Empecinado”
1875.- “La batalla de los Arapiles”

2ª Serie

1875.- “El equipaje del rey José”

1875.- “Memorias de un cortesano de 1815”
1876.- “La segunda casaca”
1876.- “El Grande Oriente”
1876.- “7 de julio”
1877.- “Los cien mil hijos de San Luis”
1877.- “El terror de 1824”
1878.- “Un voluntario realista”
1879.- “Los apostólicos”
1879.- “Un faccioso más y algunos frailes menos”

3ª Serie

1898.- “Zumalacárregui”

1898.- “Mendizábal”
1898.- “De Oñate a la Granja”
1899.- “Luchana”
1899.- “La campaña del maestrazgo”
1899.- “La estafeta romántica”
1899.- “Vergara”
1900.- “Montes de Oca”
1900.- “Los Ayacuchos”
1900.- “Bodas reales”

4ª Serie

1902.- “Las tormentas del 48”

1902.- “Narváez”
1903.- “Los duendes de la camarilla”
1904.- “La revolución de julio”
1904.- “O´Donnell”
1905.- “Aita-Tettauen”
1905.- “Carlos VI en la Rápita”
1906.- “La vuelta al mundo en la Numancia”
1906.- “Prim”
1907.- “La de los tristes destinos”

5ª Serie

1908.- “España sin rey”

1909.- “España trágica”
1910.- “Amadeo I”
1911.- “La primera República”
1911.- “De Cartago a Sagunto”
1912.- “Cánovas




Tom Jones y Priscilla Presley, nueva pareja

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Tom Jones y Priscilla Presley, en West Hollywood, EE UU.  CORDON PRESS




Tom Jones y Priscilla Presley, 

nueva pareja

El representante del cantante confirma a 'The Sun' que el británico y la actriz mantienen una relación desde hace "algunas semanas"

EL PAÍS
Madrid 9 FEB 2017 - 08:15 COT

El cantante británico Tom Jones y la actriz Priscilla Presley han sido fotografiados juntos a su llegada a un restaurante en West Hollywood, EE UU. Una imagen que ha confirmado su noviazgo. Los rumores sobre una supuesta relación se barajaban desde hace algunas semanas, sin embargo, ninguno de los protagonistas de la historia había querido hablar del tema.
Tras las imágenes difundidas este jueves, el representante del cantante, de 76 años, confirmó que son una pareja. “Tom ha tenido un año muy duro desde que muriera su esposa Linda, pero afortunadamente ahora cuenta con la compañía de Priscilla. Han aparecido juntos varias veces por Hollywood y, aunque es demasiado pronto para predecir si lo suyo tendrá futuro, se están dejando llevar por el cariño que sienten el uno hacia el otro”, aseguró una fuente al periódico británico The Sun.






Tom Jones y su exesposa Linda. HARRY BORDEN


El cantante galés prefirió callar los rumores y confirmar a través de su portavoz los detalles sobre su vida amorosa junto a Priscilla Presley, de 71 años. Es la primera relación que el músico mantiene desde que su esposa muriera en abril. “Somos amigos desde hace mucho tiempo, es una mujer maravillosa”, aseguró su agente al periódico.
Melinda Rose Woodward, la esposa de Tom Jones, falleció el domingo 10 de abril en un hospital de Los Ángeles tras batallar contra el cáncer. La pareja, que se conocía desde la adolescencia, estuvo casada durante 59 años y tuvieron a su hijo Mark —el cantante tuvo otro hijo fruto de una relación extramatrimonial—. Priscilla Presley, por su parte, se casó con Elvis Presley en 1967. Tras una hija en común, su relación con el rey del rock&roll terminó en 1973. Priscila Presley estuvo casada con Marco Garibaldi de 1984 hasta 2006, fruto de esta relación nació en 1987 su segundo hijo Navarone Garibald.






Elvis Presley el día de su boda con Priscilla, el 1 de mayo de 1967. CORDON PRESS

EL PAÍS


DRAGON
Tom Jones / The best celebrity memoirs of 2015
Sir Tom Jones's wife Melinda Rose Woodward die
Tom Jones / We need to drop Delilah song for being too violent
Tom Jones says critics shouldn't take Delilah so literally
Q&A / Tom Jones




Benito Pérez Galdós / Tristana / Tapas

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Buñuel / Tristana / Posters

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Elvira Lindo / Un amor de Galdós

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Un amor de Galdós

Tristana es un reflejo del carácter peculiar del escritor, un mujeriego obsesionado con que sus aventuras no salieran a la luz


Hay tres posibilidades en el futuro de una mujer: “El casorio, el teatro, o lo otro…”. Son palabras de la joven Tristana, el personaje de Galdós, a la que su madre entrega, en el lecho de muerte, al cuidado de don Lope, un solterón a las puertas de la vejez, que aprovechándose del desamparo de la muchacha, la seduce y la convierte en su amante. Repaso sus páginas antes de salir para el teatro Fernán Gómez, donde una Olivia Molina, llena de gracia, interpreta al personaje más vibrante de Galdós. He vuelto a ver la película de Buñuel basada en la historia galdosiana y dejando aparte que en Catherine Deneuve cualquier vestido menesteroso parece sacado del taller de Yves Saint Laurent, Tristana vista por Buñuel se convierte en un personaje de Buñuel, adquiriendo un lado sombrío y perverso del que la heroína de Galdós carece. De lo que no cabe duda es de que Buñuel amaba la turbiedad sexual que vertebra toda esta novela en la que el autor, en vez de tratar de abarcar el universo en el que se mueven sus personajes, como solía, se centra en su protagonista, porque la ama, porque Galdós ama a Tristana más de lo que amó a cualquiera de sus heroínas. Yo también.




Tristana es un reflejo del carácter peculiar de Galdós, que fue, como sabemos, un mujeriego obsesionado con que sus aventuras no salieran a la luz. Tanto secretismo mantuvo el autor sobre sus andanzas que esa es una de las razones que han dificultado el conocimiento íntimo de su vida. Galdós era un solterón que creía en el amor libre, aunque bien sabía que en aquellos tiempos a quien perjudicaba ese tipo de relación sin compromiso era a las mujeres. En 1891, cuando el novelista escribía Tristana, acababa de terminar sus escarceos con Emilia Pardo Bazán y había alquilado un piso para encontrarse con una aspirante a actriz, Concepción Morell. Concepción, Concha, llenó de cartas los cajones secretos de don Benito, y fueron precisamente las elocuentes palabras escritas por la actriz las que pasaron, a menudo de manera casi literal, a la boca de Tristana. En lo físico eran idénticas y son descritas así tanto una como la otra: “boniquilla, rubia, esbelta, tan blanca de piel que casi resplandece”.
No es extraño que a Pardo Bazán no le agradara la novela, su desagrado literario se nutría de los celos que sentía de la nueva musa. Decía doña Emilia que estaba harta de las novelas en que las heroínas acaban sumidas en la desgracia. Yo más bien creo que Galdós conocía, de primera mano, cuál era el destino fatal de las mujeres que se entregaban a amores libres, locos, estériles; por otro lado, este el tipo de mujeres de las que él solía enamorarse y aunque jamás se comprometió con ninguna de ellas, en sus novelas las eleva a los cielos como perdedoras heroicas, a los que unos hombres acuciados por el miedo o sencillamente egoístas dejan en la estacada. De hecho, cuando Tristana se publicó, el amor entre Morell y Galdós había terminado. Y mal.



El tutor de Tristana, don Lope, es muy cuco: se aprovecha de las ideas de emancipación de la mujer que en ese momentos circulaban por Europa para aleccionar a su protegida en la fe del amor libre. Tristanita crece, la pobre, sumida en contradicciones: por un lado, se acuesta con su carcelero; por otro, afirma que nunca quiere ser esclava de un hombre, ni casarse, que desea estudiar. “Mi pobre mamá no pensó más que en darme la educación insustancial de las niñas que aprenden para llevar un buen yerno a casa, a saber: un poco de piano, el indispensable barniz de francés, y qué sé yo… tonterías. ”.
Los estudiantes de instituto, me cuentan tras la función teatral, se quedan tan conmocionados al descubrir el vuelco que da la historia una vez que Tristana conoce a un joven pintor que no me atrevo a comentar aquí ese final tan conocido por los lectores de Galdós, pero sí a señalar que lo que diferencia a Tristana de otras heroínas a las que el destino castiga es que ella nunca deja de buscar, aunque sea en su estrecha realidad, una vía de escape para hacer que al menos su pensamiento vuele libre. No es una mujer de dignidad despojada, cuando algo le falla en la vida se aferra a otra cosa, a lo místico, a lo artístico, a lo doméstico. Don Lope, mezquinamente feliz porque su niña ya no podrá jamás volar del nido, suele preguntarse intrigado qué sentimientos o ideas ocupan ahora la mente de Tristana. Pero, ay, es en ese terreno irreductible de la vida interior en donde la joven encontrará al fin su libertad. A este alma tan compleja da vida Olivia Molina, que sabe interpretar la sinceridad arrebatada del personaje. Se transforma en ese animalillo salvaje que es Tristana, que también ha sido siempre su madre, Ángela Molina, a la que adoró Buñuel, el tipo de mujer que hubiera trastornado a Galdós.

Vicente Aranda, Juan Marsé y Benito Pérez Galdós

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Vicente Aranda, Juan Marsé y Benito Pérez Galdós


"Benito Pérez Galdós, el mayor genio que ha dado la novela desde Cervantes"

ANDRÉS RUIZ TARAZONA
Torrelodones, Madrid 27 ABR 2009


El director de cine Vicente Aranda se ha enfadado, con razón, por las despectivas declaraciones de Juan Marsé sobre el cine español. Afirma el cineasta: "Marsé dice que no tenemos talento porque aquí no ha nacido un Hitchcock, ¡tampoco ha nacido un Balzac o un Flaubert!".
Pues bien, hay que decirle a Aranda, al margen de los éxitos del cine español a nivel internacional, que aquí nació don Benito Pérez Galdós, el mayor genio que ha dado la novela desde Cervantes. Una sola página de Fortunata y Jacinta y hasta un solo párrafo de Tristana o de Miau superan, a mi entender, todo lo conocido en la narrativa mundial.
Ya sé que es tan sólo una opinión (hay muchos convencidos de lo mismo), pero me creo en el deber de expresarla. Otra cosa es que Galdós, por su dominio total de la lengua hablada sea intraducible, salvo con grave pérdida de su inmenso valor literario y de su asombroso sentido del humor.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de abril de 2009

Buñuel y Benito Pérez Galdós

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Buñuel y Benito Pérez Galdós

LIEVE BEHIELS
Koopvaardijlaan, Gante, Bélgica 30 ABR 2009

Como galdosista comparto el entusiasmo expresado por Andrés Ruiz Tarazona acerca de las novelas de Benito Pérez Galdós, en la carta publicada en EL PAÍS el 27 de abril: Aranda y Marsé. Pero como traductora no puedo compartir su visión sobre la intraducibilidad de su obra. Las novelas galdosianas no son ni más ni menos traducibles que cualquier otra obra maestra de la literatura española. Es más, hay que traducirlas, para no privar a los lectores no hispanohablantes del placer de descubrir a un novelista de genio. Dijo Buñuel en Mi último suspiro que en muchas páginas Galdós equivale a Dostoievski, pero que fuera de España no lo conoce nadie. Afortunadamente, los traductores de su obra a numerosos idiomas y sus editores contribuyen a que esta situación está cambiando.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de abril de 2009


Emma Stone / La mejor terapia

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Emma Stone

La mejor terapia para Emma Stone: actuar

La actriz asegura que la interpretación le ha ayudado a superar los ataques de ansiedad y pánico que sufre desde pequeña


El País
26 de enero de 2017

Emma Stone se ha sincerado y ha contado que de pequeña era muy nerviosa y tímida y que para superarlo, además de recibir terapia, la actuación fue su gran aliada. La actriz nominada al Oscar por su papel como Mia en La ciudad de las estrellasLa la Land ha explicado en una entrevista con The Hollywood Reporter que sus padres fueron quienes se dieron cuenta de que actuar la relajaba. “Así soy de rara. Creo que mis padres se dieron cuenta de que actuar era algo que me hacía sentir feliz y realizada”, cuenta haciendo referencia al permiso que recibió por parte de sus progenitores para dejar la escuela a los 11 años, para estudiar en casa, y perseguir su sueño de ser actriz.
Cuando pensó que por fin tenía controlado sus ataques de ansiedad le llegó la fama de la mano de Rumores y mentiras (2010) y entonces todo empezó de nuevo. “Empecé a sentirme abrumada por Hollywood”, dice para explicar por qué decidió trasladarse a la costa este de Estados Unidos. “Iba a cualquier sitio y todo el mundo hablaba de la industria del entretenimiento. Me sentía ahogada. Perder mi anonimato después de Rumores y mentiras fue como volver a tener 7 años otra vez. Me aterrorizaba la idea”, recuerda.
Ya han pasado ocho años desde esa película, y la intérprete del momento admite que ha mejorado bastante en cuanto al manejo de la ansiedad, aunque eso no significa que haya podido superar del todo sus ataques de pánico. “Antes de cualquier entrevista me tengo que sentar cinto minutos sola y respirar profundo. Luego centrarme en el porqué de mis nervios. Las entrevistas son como una especie de terapia con la diferencia de que todo lo que digo está siendo escrito para luego ser publicado. Siempre he querido estar del otro lado”, revela.
Stone ya se está preparando para la próxima entrega de los premios Oscar, ceremonia en la que se puede llevar el galardón como mejor actriz. “Ese tipo de actividades son increíbles y es un honor y una verdadera locura, pero creo que es algo con lo que puedo lidiar”.




Emma Stone / “De Los Ángeles me gusta el tráfico”

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Emma Stone: “De Los Ángeles 

me gusta el tráfico”

La actriz triunfa con ‘La ciudad de las estrellas’ y sueña con un Oscar


ROCÍO AYUSO
Los Ángeles 14 ENE 2017 - 18:05 COT

Ya sea de rojo rabioso, como en el estreno de La ciudad de las estrellas en París, o de rosa tan pálido como su piel en la entrega de los Globos de Oro; de rubia, su color natural, o de pelirroja, el más habitual, Emma Stone tiene a todos enamorados. Al primero a su director Damien Chazelle, que la escogió para el papel de Mía por la “vulnerabilidad y la resolución” que caracteriza tanto a la actriz como a su último personaje. “Un musical te obliga a mostrar todas las cartas. Tienes que estar dispuesta a ir con el corazón por delante si quieres que te crean”, resumió a este periódico la estrella que tiene todas las papeletas para ganar el Oscar este año.

Stone es una mujer decidida pero que de niña se metió a actriz aconsejada por su terapeuta, para encontrar una válvula de escape a la ansiedad infantil que padecía. “Ahora no puedo pensar en ser otra cosa que actriz. Adoro la interpretación. Es el sueño de mi vida”, reconoció a la vez que apunta como modelos a seguir a Meryl Streep y Diane Keaton.





Ryan Goslingn y Emma Stone.  WIREIMAGE


Pero como Mía en la película, Stone todavía recuerda las audiciones que ya no necesita hacer para encontrar trabajo y las lágrimas que derramó: “Pero peor aún es que no te llamen”, advierte.








VÍCTIMA DEL MACHISMO EN HOLLYWOOD


El machismo sigue siendo un problema en Hollywood y Emma Stone puede atestiguarlo en primer persona. La actriz reconoció en una entrevista a la revista Rolling Stone que la película La ciudad de las estrellasle ha dado voz, todo lo contrario a lo que le ocurrió en sus proyectos anteriores donde, dice, e tuvo dificultades para expresar sus opiniones y fue tratada de una forma diferente que sus compañeros hombres.
“Ha habido momentos en el pasado, rodando una película, donde me han dicho que entorpecía el proceso cuando daba una opinión o una idea”, ha revelado la actriz aspirante este año a un Oscar. “Ha habido veces en las que he improvisado, se han reído de mis bromas y se las han dado a mi compañero, hombre”.

En La ciudad de las estrellas, que el viernes se estrenó en España, Stone entona una canción de amor a Los Ángeles, ciudad que adora esta mujer nacida en Arizona hace 28 años. “Me gusta especialmente el tráfico. Lo que todos odian a mi me gusta. Me encanta ese momento contigo mismo que te da ir en coche”, describe. También sabe que puede ser una ciudad solitaria. Se mudó a ella con su madre a buscar carrera cuando solo tenía 15 años. “En el apartamento, a esa edad, con mi madre, sin que me salieran audiciones y sin ir al colegio, estudiando en casa, Los Ángeles puede ser una ciudad muy, muy solitaria”, recuerda sobre la otra cara de esta urbe. Stone ya no vive aquí. A los 20 años se mudó a Nueva York.
En la actualidad la vida de Stone tiene poco de solitaria. Entre sus mejores amigas está Jennifer Lawrence y las también actrices Martha MacIsaac y Sugar Lyn Beard, con quienes disfruta viendo comedias antiguas en la tele. “No hablamos de cine, hablamos de nuestras cosas, de nuestros temores, de nuestras vulnerabilidades. Y nos tomamos mucho el pelo”, resume sobre su relación.
También sigue siendo una chica muy casera, en estrecho contacto con su familia. Su hermano Spencer la acompañó en su noche de gloria en Globos de Oro. Con su madre comparte muchas cosas como un tatuaje que las dos se hicieron para celebrar que su progenitora había superado con éxito un cáncer de mama.
Donde no hay novedades es en el campo amoroso. Cualquier rumor sobre una posible relación con Ryan Gosling tras tres películas juntos y una clara empatía mientras bailan es falso. Con el Globo de Oro en la mano el actor canadiense confesó su devoción por su compañera y madre de sus hijas, Eva Mendes. “Con Ryan tengo una relación muy especial. Nos conocemos desde hace siete años y es una de las personas más divertidas que puedes tener a tu lado”, confesó la actriz.
A Andrew Garfield también le conoce desde hace siete años. Fue su compañero en la última encarnación de Spider-Man y durante este tiempo su pareja. Una relación que llegó a su fin hace dos años.

¿A quién sirven los premios literarios?

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¿A quién sirven los premios literarios?

Una sombra de duda se cierne desde hace años sobre los galardones comerciales. ¿Son algo más que una pura herramienta promocional?


MARIBEL MARÍN
13 FEB 2017 - 05:16 COT





Trofeos de varios premios literarios españoles.

Dolores Redondo, todo un fenómeno editorial por su Trilogía del Baztán publicada por Destino, del Grupo Planeta, ganó precisamente los 601.000 euros del Premio Planeta 2016, el mejor dotado después del Nobel, por Todo esto te daré. El grueso de los miembros del jurado que la encumbró están vinculados a la casa. Lo mismo ocurre con Care Santos, último premio Nadal por Media vida. La escritora está en el catálogo de Planeta, sello hermano de Destino, editorial que concede el premio, y la mayoría de sus valedores figuran en nómina del primer grupo editorial de España y de América Latina, casuística que se repite —autor de la casa y/o jurado mayoritariamente de la casa— en los últimos fallos del Premio Herralde de Novela, el Biblioteca Breve, el Alfaguara y otros grandes galardones comerciales españoles. Como es habitual, las dos escritoras estaban en las mediáticas cenas en las que se hace público el nombre del ganador y, como es habitual, antes de que se conociera el fallo, sus nombres circulaban por Twitter y presidían las portadas de algunos diarios ya impresos para el día siguiente.
Se habla mucho de que los premios literarios se dan a la carta en España, pero ¿hasta qué punto se puede demostrar? ¿Cómo se conceden? ¿Mantienen su vocación de descubrir talentos? Si generalmente las bases impiden declararlos desiertos, ¿está garantizada la calidad literaria? ¿Se arriesgan las editoriales a premiar un buen libro de dudoso futuro comercial tras la inversión que realizan? O dicho de otra forma, ¿cuán honestos son los galardones privados?
“Podría decirse que los premios no pactados de antemano son los modestos”, dice José Manuel Caballero Bonald, premio Cervantes 2012. “El rumor es infundado", asegura Jesús Badenes, director general de la división editorial del Grupo Planeta, que concentra un buen puñado de concursos. "Puede llegar a parecerlo porque el jurado suele valorar más la calidad de un escritor consagrado que la de un desconocido. Pero si se revisa la nómina de ganadores, ha habido de todo. Hubo incluso un año en que lo ganó un autor que había muerto [el colombiano Jesús Zárate en 1972]. Lo que sí es cierto es que desde la editorial se ejerce un patronazgo activo para que gente que pueda gustar a los lectores participe. Hasta donde sé no se ha pactado ningún galardón. Y no tiene mucho sentido que me lo pregunte”. El jurado más veterano del Planeta, Alberto Blecua, tiene otra percepción: “Se ha aducido —y probablemente con razón— que ya estaban concedidos, como denunció ya Delibes en 1979 y Marsé reiteró en 2005, cuando fue jurado del premio. Yo que lo soy desde 1988 puedo asegurar que por lo menos en dos ocasiones no lo estaban: en 1991 con El jinete polaco, de Muñoz Molina, y en El mundo, de 2007, de Juan José Millás”.



Camilo José Cela recibe el Planeta en 1994 de manos de Jordi Pujol.  EFE


Los premios comerciales están en el ADN del sector editorial desde el lanzamiento en 1944 del Nadal en una España que aún acusaba los estragos de la guerra. Con una industria inexistente y buena parte de la intelectualidad neutralizada, el galardón puso en el mapa en sus inicios a autores como Carmen Laforet, Miguel Delibes, Ana María Matute o Rafael Sánchez Ferlosio, alentó los sueños de muchos aspirantes a escritor, despertó a los lectores en un país en el que si hoy se lee poco —el 39,4% de los españoles no abrió un libro en 2015—, entonces se leía menos, y provocó un efecto contagio en otras editoriales que, animadas por la limpieza del primer fallo —se premió en 1945 el talento de una desconocida Laforet frente a César González Ruano, amigo de varios miembros del jurado—, fueron creando concursos a su imagen y semejanza, impulsando entre todas, primero bajo la sombra de la censura, después bajo la del capitalismo, la entonces maltrecha industria editorial que hoy, afectada por la crisis, mueve 3.000 millones de euros al año.
El Planeta (1952), el Biblioteca Breve (1958), el Alfaguara (1965), el Anagrama (1973), el Herralde (1983), el Tusquets (2005)…, unos con un perfil más comercial, otros más literario, unos con vocación más española, otros más latinoamericana, han contribuido también, con interrupciones, a revelar o consolidar autores, a crear lectores, y a construir un sistema de premios sin parangón, a medio camino entre el arte, el dinero y la vida social, como subraya Ana Cabello, doctora en Filología Hispánica, en su ensayo La alquimia simbólicaPremios, literatura y mercado en España, de próxima publicación.
Su singularidad se hace evidente de partida. Primero, porque lo que distinguen los más afamados galardones españoles, siempre en concepto de anticipo de derechos de autor, a diferencia del Pulitzer y el National Book Award en EE UU o el Booker en Reino Unido, son manuscritos aún sin publicar en convocatorias abiertas a la participación con seudónimo. Segundo, porque son el centro de un ecosistema con una inflación de convocatorias —entre galardones privados, de Cajas de Ahorro, de Ayuntamientos…— que ha manchado, junto a las polémicas, la reputación de los premios españoles en el exterior y ha hecho que una obra premiada en España no puntúe más entre los editores extranjeros por el hecho de estarlo, cosa que sí ocurre a la inversa. Esa mala fama, como recuerda Fernando González-Ariza en su tesis Literatura y sociedad: el Premio Planeta, es la que le llevó a decir al humorista inglés J. M. N. Jeffries: “Hoy ya no se escriben novelas en España, tampoco se escriben artículos: se escriben premios”. La editorial Fuentetaja contabilizó en su última guía (2011/2012) 1.700 convocatorias, hoy en retroceso.




Planeta: “No se pactan premios. Sí se ejerce un patronazgo para atraer a autores del gusto del lector”

“El problema está en que la mayoría de los premios se dan a obra inédita, no a una ya consagrada por los lectores o la crítica como ocurre con los grandes premios extranjeros como el Goncourt en Francia”, dice Manuel Rodríguez Rivero, editor y crítico. “En el Goncourt [dotado con 10 euros] puede haber tejemanejes, pero el dinero siempre es fundamental para que haya corrupciones. He sido jurado en premios nacionales y en privados y mi experiencia es que en los nacionales se pueden crear grupos de presión para dárselo a un autor, pero se conspira mucho más en los privados. Y el problema es que todos terminamos pringados. Hay un cinismo de la editorial y un cinismo más retorcido por parte de los críticos y de los medios”.
Fue probablemente José Manuel Lara Hernández (1914-2003) quien mejor supo ver el potencial de los premios como herramienta de promoción para el negocio editorial en un país en el que cada vez se necesitan más argumentos para destacar títulos en las librerías entre los miles que se publican cada año (81.391 en 2016), como destaca Lola Larumbe, de la librería Alberti. Con una cuidada estrategia que combinaba expectación mediática —alentada por quinielas literarias, retransmisiones en directo de la televisión estatal y la presencia de los Reyes— y el anzuelo del dinero, situó a su Planeta en el olimpo de los premios.
La desenfrenada escalada que impulsó ha llevado al premio hasta los 601.000 euros que se embolsa hoy —antes de impuestos— el ganador del Planeta, muy por delante de los 175.000 dólares (164.000 euros) del Alfaguara, los 125.000 euros del RBA de Novela Negra, los 100.000 del Primavera de Novela, los 30.000 del Biblioteca Breve… Y esa fuerte inversión que realizan las editoriales, a la que hay que añadir, en algunos casos, el premio a los finalistas además de las giras de los premiados —que por ejemplo a Alfaguara le suponen más de 100.000 euros más—, los actos de entrega de los galardones, las invitaciones a periodistas… tenía y tiene una contrapartida. Dado que un libro raramente supera los dos años de vida, exige recuperar rápido la inversión, lo que, en ocasiones, lleva a las empresas, como apunta González-Ariza refiriéndose al Planeta, “no a buscar grandes novelas”, sino novelas “rentables”, premios para un público mayoritario que, si alguna vez hicieron de brújula, hoy es dudoso que lo hagan. “En ningún caso son una guía literaria. Incluso es posible que sean todo lo contrario”, dice Caballero Bonald. La agente literaria Antonia Kerrigan sí concede ese papel “al Premio Anagrama, que toma riesgos y busca talentos, y el Alfaguara, con la difusión de latinoamericanos desconocidos en España”.
En una época en la que los editores clásicos están a punto de extinguirse, en una época en la que los libros pueden comprarse en el supermercado pero en el que aún quedan librerías con vocación literaria, cada premio cumple más que nunca una función. En el Planeta las dimensiones comercial y literaria son igualmente importantes, subraya Badenes, en el Nadal pesa más la literaria. “Siempre hay gente que no tiene tus gustos o tus intereses. Lo que no se puede hacer es juzgar desde una misma óptica todos los premios, que, además, se han ido adaptando a la transformación socioeconómica de España”. Eso incluye las concentraciones editoriales y la decisiva irrupción de los agentes literarios, que se llevan un 15% de los anticipos de sus representados, en caída libre en la actualidad.





El jurado de Premio Nadal 1955, durante sus deliberaciones.  EFE


Es curioso revisar el catálogo de obras premiadas a lo largo de la historia. Cuando la sociedad española lo demandó, se distinguieron libros escritos desde el punto de vista de los perdedores de la guerra, de los exiliados, se abrió una ventana al erotismo… Más adelante se buscaron autores ligados a los medios, se ensayó la combinación de ganador más comercial/finalista más literario y se logró convertir al taciturno escritor en estrella.
“Todo el mundo entiende las estrategias de publicidad de Coca-Cola. El mundo editorial también tiene que facturar”, dice Javier Aparicio Maydeu, director del Máster Internacional en Edición de la Universidad Pompeu Fabra. “Entonces hay editoriales que usan sus galardones para premiar a autores suyos a los que el mercado no ha atendido o para obtener de manera legítima a un escritor de otro catálogo”. Ocurrió con Soledad Puértolas, que pasó temporalmente a Planeta tras ganar el premio en 1989 por Queda la noche. “Y lo que ganan pueden reinvertirlo en publicar a autores minoritarios y enriquecer la oferta”. “Parece que la palabra pactar es algo bajo mano, algo feo”, continúa, “cuando, en realidad, lo que hace uno [el autor o el agente literario] es buscar y lo que hace otro [el editor] es encontrar”.
Es lo que Badenes llamaba patronazgo activo y que, según afirma Rodríguez Rivero, confirman algunos autores off the record, y niegan que ocurra los editores consultados, tiene su máxima expresión “de chorizada” en lo que denunció en 1979 Miguel Delibes cuando dijo que Lara Hernández le garantizó el premio si se presentaba: “Tuve que negarme. Lara decía (…) que (…) todo era positivo: él ganaba, yo ganaba y los lectores podían encontrarse con una novela aceptable. Yo le contesté que había unos perdedores: los 150 o 200 nuevos escritores que concurren al premio y esperan ganar para iniciar su carrera”. José Manuel Lara Bosch (1946-2015) lo negó: “Mi padre le ofreció ocho millones por su próxima novela y le propuso que la presentara al Premio Planeta. Esto no quiere decir que le asegurara ser el ganador”.
Editores y agentes se necesitan para dar con un libro que ponga en marcha una maquinaria que multiplica las ventas naturales de un libro y revaloriza catálogos. “Se invita a autores y agentes a participar y hay años en los que vemos que hay escritores importantes compitiendo. Es una información confidencial y que nosotros manejamos con enorme rigor. Nuestros jurados pueden dar fe de que jamás hemos hecho presión por una obra”, dice Pilar Reyes, directora de Alfaguara, a cuyo premio se presentaron en 2016 más de 700 originales. Kerrigan lo confirma desde el otro lado de la barrera: “Si tengo un buen libro que necesita apoyo para despegar, llamo al editor y le pregunto si tiene alguna posibilidad. Si me dice ‘este año vamos mal del tipo de novelas que queremos’, lo presento. Y en los casos en los que va con seudónimo, lo que sí intento es que la persona encargada sepa quién es. La máxima trampa sería esa”.
Las obras llegan a un jurado, generalmente impar, con un representante de la editorial y una mayoría de miembros vinculados a la casa, lo que la agente Silvia Bastos ve irrelevante —“por mucho que Rosa Regàs haya ganado el Planeta no creo que la doblegue nadie”—, y Silvia Sesé, directora editorial de Anagrama, normal: “Es natural que se recurra a los autores de la casa, buenos lectores, lo que no tiene por qué suponer que el voto del editor sea irrebatible”, pero esta práctica alienta suspicacias que la escritora Carme Riera, jurado en 2016 del Primavera de Novela y el Alfaguara, no acaba de despejar: “En todos los premios de los que he sido jurado hemos premiado el manuscrito que más nos ha convencido. Claro que solo escogíamos entre los finalistas, máximo 10, y que no examinamos la totalidad, en consecuencia quienes hacen la selección previa pueden tener unos gustos que no coincidan con los del jurado…”.




Marsé: “No ataco los premios indiscriminadamente. Tuve dos malas experiencias, pero claro que los hay honestos”

Es imposible que el jurado lea las cientos de obras a concurso, así que un cuerpo de lectores de las editoriales realiza una primera purga. “Si quieres premiar una determinada novela”, observa Cabello, “no tienes más que dárselo al jurado junto a las cinco peores que haya. Dentro de las que te dan, estás premiando a la mejor libremente…”.
Juan Marsé exigió cambios en esa criba en su polémico paso por el jurado del Planeta en 2004 y 2005 y pidió que se entregara al tribunal un listado de todas las obras presentadas, más allá de las finalistas, porque, dice, “al comité de lectura que hacía la selección, de una incompetencia escandalosa a juzgar por los informes que me entregaron junto con las novelas, podía escapársele alguna obra interesante”. Marsé, premio Planeta 1978 por La muchacha de las bragas de oro, dimitió en 2005 al comprobar que la editorial no hacía los cambios prometidos no sin antes dar un sonoro portazo: “El nivel de calidad media de este año no solo es bajo, es subterráneo”, declaró. En 2004 el premio fue para Lucía Etxebarria por Un milagro en equilibrio, un año después para María de la Pau Janer, que fue cuando advirtió que “los componentes del jurado, muchos de ellos vinculados laboralmente a la editorial Planeta desde hacía años, no podían evitar cierta complacencia acrítica que convenía a ciertos postulados oportunistas, meramente comerciales y literariamente vacuos. El negocio primaba sobre la literatura”, lamenta. Y añade: “No despotrico contra los premios indiscriminadamente. Tuve estas experiencias frustrantes, pero por supuesto que existen premios justos (…) He sido jurado del premio La Sonrisa Vertical y del Tusquets y puedo afirmar que se otorgan honestamente”.
En España no han trascendido condenas contra fallos de los jurados como ocurrió en 2005 en Argentina. Ricardo Piglia, su agente y Planeta Argentina fueron condenados a pagar 10.000 pesos -entonces equiparables al dólar- más intereses a Gustavo Nielsen, un autor que participó en 1997 en la edición del premio en la que ganó el escritor argentino, recientemente fallecido, por Plata Quemada. La justicia entendió que el premio (40.000 pesos) estaba pactado.
Dice Caballero Bonald, con sus mil y un galardones, que si se ha presentado a premios a lo largo de su trayectoria ha sido “por vanidad personal, estímulos económicos y coyuntura editorial, cada cosa a su tiempo”. Aparicio-Maydeu resume en dos las motivaciones de quienes, con estas reglas del juego, persisten: “Un 20% de ingenuidad y un 80% de ego”.








DIEZ PUNTOS DE VISTA


Editores, escritores, agentes literarios, filólogos, libreros y otros expertos en literatura suman argumentos para el debate sobre los premios comerciales en España.
Carme Riera, escritora y jurado
“Los premios van destinados al gran público y en consecuencia, a veces, lo que podemos considerar estrictamente literario pasa a un tercer plano”.
Silvia Bastos, agente literaria
“Todos los premios tienen que partir de una buena novela, es decir, que si no hay una buena novela ya puedes dar de antemano lo que quieras que no sale”.
Jesús Badenes, director general de la división editorial del grupo Planeta
“Los premios han hecho que el libro gane mucho espacio en la sociedad. José Manuel Lara Bosch siempre decía que el Premio Planeta, y citaba a su padre, lo que pretendía era crear lectores. Y era estrictamente cierto. En los primeros años había mucha gente que en todo el año solo compraba ese libro. Es cierto que un premio es una operación de marketing, sin duda ninguna, cosa que no tiene nada de deshonroso porque cualquier bien cultural que quiere llegar a un amplio público debe ser conocido”.
Pilar Reyes, directora de Alfaguara
“No creo que para dar un premio sea condición sine qua non tener que pactarlo previamente. Se puede a riesgo de que empresarialmente tengas claro que hay años en que te va a salir económicamente y años en los que no. Hay años que será más luminoso porque el autor resultó espléndido y pudo tener lectores más allá de su puro ámbito de influencia y otros en que no. Si tienes eso claro sí puedes construir un premio limpio”.
Silvia Sesé, directora editorial de Anagrama
“Lo que sí me parece fundamental, y que no ha conseguido instaurarse a pesar de algunos intentos en nuestro país, es un premio importante a obra publicada. Esa es una asignatura pendiente de la que hemos hablado muchas veces los editores y que estaríamos encantados de impulsar una vez más aun con todas sus dificultades”.
Lola Larumbe, librera
“Todo lo que haga hablar de libros, de literatura y de escritores es bueno en un mundo en el que toda la información que llega no tiene nada que ver con lo literario sino con lo político, lo social, los sucesos. No podemos desdeñar la parte que tiene de marketing, la necesitamos”.
José Manuel Caballero Bonald, escritor
“Lo que prevalece a la larga es la rentabilidad comercial o el lucimiento de la entidad patrocinadora. Eso de descubrir nuevos valores viene a ser un reclamo para incautos o algo así”.
Ana Cabello, doctora en Filología Hispánica y experta en premios literarios
“Si ya es difícil encontrar una obra maestra en una década, encontrar 10 o 20 cada año para premios literarios importantes es imposible. De todas formas, las obras de arte se imponen por sí solas. El tiempo es el mejor juez”.
Manuel Rodríguez Rivero, editor y crítico literario
“No hay premios literarios importantes que se declaren desiertos, lo que sería una prueba de honradez. ¿Por qué? Porque el esfuerzo económico que realizan no lo permite. Tusquets lo hizo en su momento. También La Sonrisa Vertical y no aguantó“.
Javier Aparicio Maydeu, director del Máster Internacional en Edición de la Universidad Pompeu Fabra
“Hay una bolsa de lectores que son lectores de premios, que mucha gente menosprecia y no veo por qué. No tienen tiempo, no tienen una formación como lectores más allá de lo que les recomiendan y compran premios. Hay que mantener esa especie maravillosa”.


EL PAÍS

Juan Marsé / Mi nefasta experiencia como jurado

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Juan Marsé con la ganadora del Planeta en 2005, Maria de la Pau Janer (de espaldas),
 y con Carmen Posadas. 
 EL PAÍS

Mi nefasta experiencia como jurado

Con motivo del reportaje de ‘Babelia’ sobre los premios literarios comerciales, Juan Marsé recuerda su dimisión como miembro del tribunal del Planeta en 2005



JUAN MARSÉ
14 FEB 2017 - 06:48 COT



Fue muy frustrante. Advertí enseguida que el negocio editorial primaba sobre la literatura. Inmediatamente después de la concesión del premio, dimití. Una decisión que algunos medios tacharon de pretenciosa, incongruente y desagradecida (yo había sido premio Planeta en 1978) e incluso de ingenua, porque, según escribió cierto periodista, durante la cena del Planeta, en la mesa que él ocupó “todos sabíamos que la ganadora iba a ser Mari Pau Janer”, yo, como un panoli, en la inopia. Consideré esa nota de prensa una desvergüenza profesional, porque si el periodista en cuestión ya sabía que el premio era para Maria de la Pau Janer, es decir, que estaba amañado, ¿su obligación como periodista no era denunciarlo?


La experiencia vivida el año 2004 como miembro del jurado del premio Planeta fue muy negativa, muy frustrante. Advertí enseguida que el negocio editorial primaba sobre la literatura. Después de apechugar con el fallo de aquel año, una novela de Lucía Etxebarria bochornosamente inane y elogiada por casi todos, ante la actitud servil del jurado me planteé dimitir. No solo por la novela en sí, que no era peor que otras igualmente distinguidas, sino por el sospechoso empeño del jurado en otorgarle méritos que no tenía y en premiarla por esos méritos.

Poco antes del fallo del jurado, solicité una reunión con José Manuel Lara, presidente del grupo Planeta, y con el secretario del jurado, Manuel Lombardero, y les expuse las razones por las que deseaba dimitir. No me sentía cómodo, no quería hacer el papelón de florero ni de crítico exquisito. Mejor dejarlo.
Era en octubre. Lo primero que me pidió Lara fue que, dada la proximidad de la concesión del premio, reservara la noticia de mi dimisión a la prensa hasta días después de la entrega, y que, por favor, asistiera a la fiesta con los demás jurados. Fue una reunión larga y penosa, en la que Lombardero me apoyó en todo momento. Le dije a Lara que sólo seguiría si él aceptaba algunos cambios que afectaban a la fastidiosa parafernalia del premio: el primero, que me dispensaran por lo menos de la parodia de rueda de prensa en el Palau de la Música que se convocaba días antes de la concesión del premio, cuya finalidad era meramente propagandista, incluido el generoso obsequio de la editorial a los periodistas, y en la que sólo hablaba Carlos Pujol en calidad de portavoz del jurado para decir año tras año las mismas obligadas mentiras sobre la superior calidad literaria de los originales.
En la última reunión con Lara también le pedí que el jurado pudiera disponer no sólo de las cinco novelas seleccionadas para premio por el comité de lectura, a cargo de Emilio Rosales, sino un listado de todas las obras presentadas, porque al comité de lectura que hacía la selección, de una incompetencia escandalosa a juzgar por los informes que me entregaron junto con las novelas, podía escapársele alguna obra interesante.
Sugerí a Lara que hiciera algo al respecto, ya que esos textos sobrevaloraban sin el menor criterio literario las obras finalistas y predisponían erróneamente al jurado. Recuerdo que uno de esos lectores comandados por Rosales afirmaba en su informe que la obra destinada a ser premiada al año siguiente, un tedioso artefacto de Maria de la Pau Janer, era una “novela que va a cambiar el curso de la literatura contemporánea”. No me lo invento.
Finalmente, Lara me prometió que sí, que para el premio siguiente al jurado se le proporcionaría un listado completo y él mismo formaría un comité de lectura con criterios más exigentes. También me dispensó de otras humillantes obligaciones, como tener que esperar al equipo de la televisión para desfilar con el resto del jurado la noche de la entrega del premio, después de la cena, en el escenario del pomposo evento, una ceremonia sosa y fatigosa. Es decir, yo permanecería en el jurado a cambio de una serie de condiciones: que para el premio del año siguiente, 2005, el portavoz no hablara a los medios en mi nombre y me dejara a mí decir lo que creyera conveniente sobre las obras presentadas, que no me viera obligado a desfilar ni a exhibirme en la pasarela y que pudiera votar en blanco, negando mi voto para premio a novelas que son un insulto al jurado, a las expectativas de los demás concursantes y al mismo premio.
Lara insistió en que el Planeta no podía declararse desierto, pero prometió atender mis peticiones para el año siguiente. Pensé que quizás todo podría arreglarse y decidí esperar. Pero Lara no cumplió ninguna de las promesas y Carlos Pujol anunciaba en la rueda de prensa: “Los originales recibidos este año son de un altísimo nivel literario”.
Yo no tenía el menor deseo de poner en evidencia al pobre Pujol, un hombre discreto e inteligente, pero cuando un periodista me preguntó inesperadamente —Lara me había dicho que en las ruedas de prensa previas al premio los periodistas casi nunca preguntaban nada, y me lo aseguró con media sonrisita y con esa convicción del que domina una tropa previamente domesticada— por el nivel medio, no me dio la gana de mentir y declaré: “El nivel de calidad media de este año no sólo es bajo; es subterráneo”.
En resumen, fueron dos experiencias nefastas, que además muy poco o nada tuvieron que ver con la literatura, ya que me tocó apechugar con los ridículos engendros novelísticos pergeñados por Lucía Etxebarria y Maria de la Pau Janer. ¡No me negarán que es mala suerte! Pero conste que no me arrepiento de lo que hice. Volvería a hacerlo.


Juan Marsé / Mis apuestas

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Juan Marsé
Poster de T.A.

Juan Marsé: “¿Mis apuestas de futuro? Flaubert y Ferlosio”


El País
3 de noviembre de 2016

1. ¿Qué es lo que más ha cambiado en su oficio en 25 años?
No sé hasta qué punto los avances tecnológicos, facilitando información y datos que antes requerían del escritor cierto esfuerzo personal, han cambiado en el oficio; yo diría que en lo esencial, aquello que tiene que ver con la vocación, nada ha cambiado. La materia y el fundamento primordial del novelista es el lenguaje, que vive al margen de la tecnología.
2. ¿Qué obra, tendencia, autor o autora destacaría de este cuarto de siglo?

Cierto descrédito de la ficción literaria, en beneficio (supuesto) del testimonio real. Los entendidos en el asunto todavía no se aclaran sobre las atribuciones de cada cosa.. Destacaría también la excesiva benevolencia y descrédito de la crítica profesional. La estrategia editorial consagrando best-sellers de nulo interés literario y la llamada novela negra, jaleada por la crítica como paradigma del nuevo realismo social. Por último, destacaría una tendencia al desprestigio social del escritor- quién sabe si merecido.
3. ¿Qué o quién parecía prometer y se ha frustrado?
Respecto a las tendencias, nunca acabo de estar al día. Parece que el libro electrónico ya está asentado, que los talleres literarios y la autopublicación aumentan, pero estoy seguro que el e-book no acabará nunca con el libro. En cuanto autores, algunos se me han caído (Cela) y otros se me han levantado (Somerset Maugham)
4. ¿De qué y de quién hablaremos dentro de 25 años?
No lo sé, pero apostaría por Rafael Sánchez Ferlosio, Flaubert, Stendhal, Tolstoi, Stevenson, Chejov, Dickens, Faulkner, Rulfo, Scott Fitzgerald, Chesterton, Borges, Baroja, Valle-Inclán, Galdós, Shakespeare, Rubén Darío, Antonio Machado, Onetti, Baudelaire, y, por supuesto, Cervantes.

Sonia San Román / I'm loving me

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Sonia San Román
I’M LOVING ME - II

En el sillón de mi cuarto pienso en ti con mi mano.
Bebe

Me miré las uñas de la mano izquierda.
Estaban largas y bien cuidadas.
Las vi del derecho y del revés.
Observé las lúnulas blanquecinas
asomando bajo la piel
y se me antojaron bocas perfectas,
sonrientes y sensuales
que me miraban todas a un tiempo.
Comencé a acariciar mis dedos
como quien toca una miniatura de vidrio.
Froté las palmas una contra otra
con los dedos abiertos como suaves abanicos.
Bajé a las muñecas, a la zona azulada de venas
donde la piel se vuelve fina y clara,
a los antebrazos, a los codos, al cuello.
Acaricié del lóbulo de la oreja hasta el hombro,
solté mi pelo y metí los dedos en él.
Lo peiné rizando mechones entre el índice
y el corazón.
Lo aparté hacia un lado y toqué mi boca.
Raspé levemente mi labio inferior.
Estaba grueso y húmedo y pasé la lengua por mi dedo.
Con la otra mano sentí mis pechos
redondos y fuertes como frutas sabrosas.
Acaricié mi vientre dibujando espirales en mi ombligo.
Y bajé
y bajé
y bajé más
y más aún,
aún más abajo…
Y subí
y observé las uñas de mi mano derecha.


Sonia San Román (Logroño 1976) publicó en 2004 el libro De tripas, corazón (Ed. del 4 de agosto) del que surgió, al año siguiente, Planeta de poliuretano (Asociación cultural) a modo de edición revisada y ampliada.En 2008 publica (Editorial Eclipsados) y en 2014 Anillos de Saturno con Baile del Sol. Como editora ha coordinado los libros Strigoi, 25 poemas vampíricos. Un homenaje a Bram StokerHay caminos, antología-homenaje a José Hierro (Ed. del 4 de agosto, 2012) y Yo tenía tres modos de pensar (ciudades, ríos y rock and roll). Antología poética de Benjamín Prado (Ed. del 4 de agosto, 2013). También ha participado en numerosas antologías poéticas u obras colectivas como (Ed. Homoscriptum, México 2005), 23 Pandoras (Baile del sol, 2009), Planetario, siete poetas desde el Planeta Clandestino (Ediciones del 4 de agosto, 2009), Beatitud, visiones de la Generación Beat (Ediciones Baladí, 2011) o Mujeres en su tinta (Ed. Atemporia y Universidad Nacional Autónoma de México).


Sonia San Román / I'm loving me

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Sonia San Román

I'M LOVING ME

Según los viejos de mi pueblo
no soy más que la nieta de un franquista.
Según dice mi familia
soy una especie de herejía progre.

Según mis viejos maestros de escuela
era una niña demasiado picarona.
Según mis antiguos compañeros
una empollona insufrible.

Según mi tío, el pequeño,
ya sólo soy una maruja.
Según mis amigas casadas
soy una golfa como mi tío el pequeño.

Según va diciendo mi novio
soy una chica cariñosa.
Según apunta mi hermana
soy una tía insoportable.

Según el Ministerio de Educación y Ciencia
soy licenciada en Filología.
Según mi nómina domiciliada
soy secretaria de 8 a 6.

Según mi D.N.I. y mi pasaporte
tengo 28 años y dos apellidos.
Y según este espejo empañado
tengo ya algunas arrugas,
el culo gordo y el alma gastada
de mirarme en los ojos de la gente
y evitar los míos.

Según yo va siendo hora
de dedicarme a ser yo,
que ya es bastante.

Sonia San Román

De tripas, corazón
Eds. del 4 de agosto, 2002


Sonia San Román / Quisiera

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Sonia San Román

QUISIERA

Quisiera ser puta para guapos,
tuerta entre los ciegos,
la jefa de mis propios jefes,
la que paga el sueldo a las tormentas
que caen sobre mis enemigos
o la que contrata a los rayos
que han de partir
a los que saludo y no me saludan,
a los que me critican,
a los que me quieren mal.
Quiero ser yo,
-por pedir que no quede-
y así me quedo tan solo
con un montón de deseos
en este cuerpo pequeño
con este mal genio grande
que, a falta de los rayos de Thor,
confía en su pluma valiente
que lanza versos afilados
a quien la desprecia.
Se los dedico con amor
para que se jodan.




Damaris Calderón / Tus pechos

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Damaris Calderón

TUS PECHOS

Se empinan
ágiles
ramas
de
ciruelo.
Se tienden
como perros
junto a mí.


Anabel Torres / Se solicita beso

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Alberto Pancorbo

Anabel Torres
SE SOLICITA BESO



Se solicita un beso
con urgencia.
Los interesados pueden
aplicar
sus labios a la siguiente
dirección:

esquina del sueño
loma de la soledad,

arribita del árbol de la risa,
y justo frente al mar.

Espacio libre
para conversar.

Hay golondrinas
y algo más.

Quien no entienda
este anuncio
favor no contestar





Nicolas Cage devuelve el cráneo robado de un dinosaurio

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Nicolas Cage devuelve el cráneo robado de un dinosaurio

El fósil del actor fue hurtado en Mongolia por un paleontólogo que manejaba en solitario un mercado negro de piezas prehistóricas


ROCÍO AYUSO
Los Ángeles 22 DIC 2015 - 18:05 COT
La extravagante colección de Nicolas Cage se ha quedado sin una de sus mayores piezas. El actor de La búsqueda ha aceptado devolver la cabeza de dinosaurio robada que adquirió en una subasta. Cage compró este cráneo de más de 67 millones de años de antigüedad en Beverly Hills (EE UU) en 2007, en la que fue descrita como una feroz puja contra otro de los mayores coleccionistas de Hollywood, Leonardo DiCaprio. El precio final llegó a 246.000 euros. Sin embargo, desde hace varios años existía la sospecha de que el preciado cráneo antediluviano pertenecía a una colección de piezas que reclamaba el Gobierno de Mongolia, relacionadas con el paleontólogo convicto Eric Prokopi. Aunque Prokopi solía presentarse como “paleontólogo comercial”, las autoridades estadounidenses prefieren describirle como el centro de un mercado negro de fósiles prehistóricos robados que manejaba él solo.
En 2012 el paleontólogo se declaró culpable de robar el esqueleto casi completo de un dinosaurio del desierto del Gobi, en Mongolia, fósil al que podría pertenecer el cráneo que Cage tenía en su poder. Condenado a tres meses de prisión, Prokopi consiguió rebajar su sentencia facilitando información a las autoridades, tanto estadounidenses como de Mongolia, para la localización de las piezas robadas. Además del cráneo en poder de Cage, los datos proporcionados por Prokopi sirvieron para que se encontraran otros 17 fósiles de dinosaurio hurtados.
Aunque las autoridades estadounidenses presentaron una demanda civil la semana pasada para poderse hacer cargo legalmente de la pieza, no existen planes de ninguna acción contra Cage ni contra la galería I.M.Chait dado que en ambos casos tuvieron la documentación necesaria para hacerles creer que la transacción era legal. De hecho, Cage aceptó voluntariamente entregar el cráneo a los oficiales para que pudiera ser repatriado a Mongolia.



Nicolas Cage en una subasta benéfica en Viena, en 2013. CORDON PRESS


Según recalcó un portavoz del actor a la agencia de noticias Reuters, Cage tenía un certificado de autenticidad que acompañó su compra. Y, además, aclaró que cuando las autoridades estadounidenses se pusieron en contacto con el intérprete hace un año para señalarle la posibilidad de que su pieza fuera robada, este cooperó con todas las diligencias ofreciendo el retorno voluntario de su fósil una vez comprobado su origen fraudulento.
Esta pieza ha sido una de las más llamativas de la colección de una estrella que, pese a estar entre los mejor pagados de Hollywood, ha vivido serias crisis económicas que sacaron a la luz todas sus estrambóticas compras. Según el hombre que en aquel entonces manejaba sus finanzas, Samuel Levin, el mismo año que Cage compró la cabeza de dinosaurio había hecho otras 47 compras igual de exóticas: tenía tres casas y 22 coches, nueve de ellos de la marca Rolls Royce.
El fósil reclamado se denomina Tarbosaurus o Tiranosaurio bataar que, según algunas teorías, es uno de los familiares del famoso tiranosaurio Rex. Los restos de este carnívoro solo han sido hallados en Mongolia, país que desde 1924 considera un delito la exportación de sus fósiles de dinosaurio dada su importancia cultural.

Johnny Depp / Otra vez el actor menos rentable

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Johnny Depp

Johnny Depp 

Otra vez el actor menos rentable

Will Smith, George Clooney y Julia Roberts están también entre los primeros 10 puestos de la lista de 'Forbes'


AGENCIAS
Nueva York 8 DIC 2016 - 05:37 COT

Piden mucho y generan poco. Por segundo año consecutivo Johnny Depp encabeza el listado de los actores menos rentables que realiza la revista Forbes. La lista compara el salario que reciben las estrellas de Hollywood con las ganancias que generan sus películas. Para ser más exactos la publicación analiza el dinero que han recaudado las últimas tres cintas que cada intérprete ha interpretado y a ese monto le resta el costo de producción para luego dividirlo entre la paga estimada del actor y según esta ecuación Depp generó en taquilla apenas 2,8 dólares por cada dólar que se le pagó.
“Alicia a través del espejo” costó unos 170 millones de dólares y recaudó a nivel mundial 300 millones de dólares ejemplificó Forbes. Mientras que Mortdecai y Black Mass recolectaron 47 y 100 millones de dólares, respectivamente.
Depp, de 53 años, que se convirtió en uno de los actores mejor pagados de Hollywood gracias a la saga Piratas del Caribe, tuvo un convulso 2016, sobre todo en el ámbito personal. Su divorcio de la actriz Amber Heard dio decenas de titulares en los que era acusado por su ex de violencia machista. Para lograr firmar el acuerdo de divorcio Depp accedió a pagar 7 millones de dólares a Heard y ella tuvo que eliminar los cargos por violencia.
El segundo lugar lo ocupa Will Smith. Sus cintas generaron 5 dólares por cada dólar que se le pagó. Mientras que Channing Tatum ocupó el tercer lugar, con seis dólares generados por cada dólar que se le pagó. Esto a pesar de que el estreno con Magic Mike XXL fue un gran éxito, recaudó 120 millones de dólares y su presupuesto fue de 15 millones. Pero las estadísticas se vieron afectadas por la cinta El destino de Júpiter, que recaudó 183 millones de dólares y costó 175 millones.
El quinto lugar de los menos rentables es para George Clooney. Él genera solamente 6,70 dólares por dólar pagado. Otros nombres que aparecen en la lista son: Adam Sandler, Leonardo DiCaprio, Bradley Cooper, y Julia Roberts, que es la única mujer que aparece entre los primeros 10 de la lista –ella ocupa el puesto 9, con 10.8 dólares recaudados por cada dólar que se le pago-.



Johnny Depp está casi arruinado por su costoso ritmo de vida

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Johnny Depp

Johnny Depp está casi arruinado por su costoso ritmo de vida, según sus exabogados

The Management Group, despacho que ha llevado las finanzas del actor, le reclama el pago de una deuda millonaria

Johnny Depp, en mayo de 2016, en Los Ángeles.  AP


Los Ángeles 
1 FEB 2017 - 07:43 COT



El elevado tren de vida de Johnny Depp le ha llevado al borde de la ruina financiera, según The Management Group (TMG), un despacho de abogados que ha demandando a la estrella de Los Ángeles por un préstamo no pagado. Durante las últimas dos décadas, el actor, de 53 años, ha estado gastando a un ritmo de 1,8 millones de euros al mes. Entre esos gastos se incluyen, según la reclamación judicial, la compra de un yate por 16,6 millones de euros, 45 coches de lujo y un gasto de casi 640.000 euros al mes entre vinos, aviones privados y el mantenimiento de una plantilla de 40 personas.
El actor Piratas del Caribe, según aseguran sus exabogados, ha ingresado 69 millones de euros con la venta de 14 casas, incluyendo un castillo francés de 45 hectáreas (18 hectáreas), un grupo de islas en las Bahamas, varias casas de Hollywood o una granja de caballos en Kentucky. El despacho TMG, de Beverly Hills, asegura que Depp ha acumulado más de 200 obras de Warhol, Klimt y otros maestros, 70 guitarras de colección y una colección de recuerdos de Hollywood tan extensa que se almacena en 12 lugares.
Depp demandó al bufete este enero por manejar mal sus finanzas, pedir préstamos sin su aprobación y esconder sus deudas. El actor, por su parte, les reclama 23 millones de euros. "Durante más de 17 años, The Management Group ha hecho todo lo posible para proteger al actor de sí mismo", ha asegurado el abogado de TMG Michael Kump en un comunicado. "De hecho, cuando el banco exigió a Depp el reembolso de un préstamo multimillonario y el actor no podía pagarlo, la compañía le prestó dinero para evitar una humillante crisis financiera", añade el comunicado.



Johnny Depp y Amber Heard. CORDON PRESS


El bufete alega que ha advertido repetidamente a Depp sobre su "excesivo" gasto, pero la respuesta que han obtenido por parte del actor ha sido una reprimenda a sus asesores, un aumento de gasto y la exigencia de encontrar una fórmula para pagar las facturas. La firma, con la que el actor rompió el año pasado, asegura que la estrella le debe 3,8 millones de dólares y que se ha visto obligada a iniciar procedimientos de ejecución hipotecaria en la propiedad de Depp. 


Johnny Depp y Amber Herd

Depp y la actriz Amber Heard, de 30 años, llegaron a un acuerdo extrajudicial este agosto para poner fin a su matrimonio de 18 meses, acordando una compensación para ella de 6,4 millones de euros.

FE DE ERRORES
En una versión anterior de la información se aseguraba, por error, que el gasto mensual en vinos ascendía a 640.000 euros. En realidad esa cifra representa, según la demanda, el desembolso mensual en vinos, aviones privados y una plantilla de 40 personas.

EL PAÍS



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