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Sean Penn y Kate del Castillo entrevistaron a ‘El Chapo’ en México para la revista Rolling Stone

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El actor Sean Penn, izquierda, y el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera en una foto tomada por motivos de autenticación durante una entrevista para la revista Rolling Stone. Credit

Los actores Sean Penn y Kate del Castillo entrevistaron a ‘El Chapo’ en México para la revista Rolling Stone


América
Por RAVI SOMAIYA JAN. 9, 2016


Joaquín Guzmán Loera emprendió su primer negocio cuando tenía seis años. Vendía naranjas y refrescos. A los 15, según dice en una entrevista con Sean Penn para la revista Rolling Stone, comenzó a sembrar amapola y marihuana porque su familia no tenía otra manera de sobrevivir.

Ahora afirma sin titubear: “Trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo una flotilla de submarinos, aviones, camiones y botes”.

Pese a que su fortuna de más de mil millones de dólares está salpicada por sangre, el Chapo no se considera un hombre violento. “Mira, todo lo que he hecho es defenderme. Nada más”, comentó a Penn. “¿Empiezo problemas? Nunca”.

La entrevista con Penn, un conocido disidente en Hollywood, añade un nuevo giro a la historia de uno de los prófugos más buscados del mundo. Guzmán, que ha evadido por años a las autoridades de México y Estados Unidos, y que ha escapado dos veces de cárceles mexicanas, fue capturado tras un tiroteo este viernes en su estado natal, Sinaloa, al noroeste de México.

Por este hueco en el piso escapó de una prisión mexicana el capo Joaquín Guzmán Loera.








La entrevista con Rolling Stone, probablemente la primera que el narcotraficante ha concedido en décadas, se llevó a cabo en varios encuentros. Comenzó a inicios de octubre, con un viaje en medio de la jungla hasta llegar a la cima de una montaña. Rodeado por un centenar de sus hombres y vestido con una camisa de seda y unos pantalones negros, Guzmán se reunió con Penn y Kate del Castillo, una actriz mexicana que interpreta a una narcotraficante en una telenovela.

Incluso cuando las tropas mexicanas atacaron el lugar en el que se refugiaba días después de su primer encuentro, lo que le obligó a una huida complicada, Guzmán decidió seguir adelante con la entrevista con los dos actores, a través del sistema de mensajería de Blackberry y de un video enviado a Penn y Del Castillo.

La historia en Rolling Stone da más detalles sobre su último escape, el 11 de julio de 2015, cuando se fugó a través de un hoyo cavado en su ducha que lo condujo a un túnel de 1,5 kilómetros que, según estiman algunos ingenieros, costó al menos un millón de dólares y se llevó meses de obras. Los ingenieros que lo construyeron, describe Penn, fueron enviados a Alemania para entrenarse. La motocicleta que se movió a través de un sistema de rieles que utilizó el capo para escaparse fue modificada especialmente para funcionar en un ambiente subterráneo con poco oxígeno.


El relato de Penn posiblemente aumentará las dudas sobre el gobierno mexicano, ya avergonzado por los múltiples escapes de Guzmán, los meses que se llevó en encontrarlo y una reputación que lo ha convertido en una suerte de héroe popular. El actor describe que, de camino a su reunión con el capo, pasó un control militar sin problemas porque aparentemente los soldados reconocieron a un hijo de Guzmán. Penn afirma que, durante una parte de su viaje en una avioneta equipada solamente con un radar terrestre, se le explicó que el cártel de Sinaloa era informado cuando el ejército mexicano hacía rondas con aviones de vigilancia desde grandes alturas que podrían detectar sus movimientos.



Al final, según dijeron las autoridades mexicanas la noche del viernes, Guzmán fue capturado porque estaba planeando la producción de una película sobre su vida y había contactado a actores y productores, lo que facilitó al gobierno de México su hallazgo.



El artículo de Penn afirma que Guzmán, que había recibido numerosas ofertas de Hollywood mientras estaba en prisión, sí había decidido hacer su propia cinta. Del Castillo, a quien contactó a través de su abogado después de que ella le escribiera un mensaje en Twitter, fue la única persona en la que el confió para que hiciera las gestiones para el filme, según el artículo. Penn se enteró de la conexión de Del Castillo con el Chapo a través de un conocido en común, y preguntó si el narcotraficante accedería a una entrevista.

No está claro si los encuentros descritos en el artículo son los mismos que llevaron a su detención. Penn escribió que tuvo que tomar varias medidas de seguridad antes de encontrarse con Guzmán. Cuenta que utilizó teléfonos móviles de bajo costo, uno para cada contacto, que debió destruir, quemar o cambiar su encriptación, que utilizó Blackphones (un smartphone de máxima seguridad), cuentas de correo anónimas donde se intercambiaban mensajes escritos en la bandeja de borradores.

Y pese a ello, escribió: “No tengo la menor duda de que la DEA y el gobierno mexicano están vigilando nuestros movimientos”.


Azam Ahmed colaboró con información para este reportaje desde Ciudad de México.







El Chapo Guzmán se entrevistó en octubre con Sean Penn en la clandestinidad

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Joaquin El Chapo Guzman
Ilustración de T.A.
El Chapo Guzmán se entrevistó en octubre 
con Sean Penn en la clandestinidad

El actor charló con el narcotraficante durante siete horas, ahora el Gobierno mexicano le llamará a declarar

El encuentro ha sido publicado por la revista 'Rolling Stone'

  • El Chapo cayó por intentar rodar una película sobre su vida


Sean Penn y El Chapo Guzmán. / 'ROLLING STONE'.
Nació pobre, jamás buscó problemas y quiere morir en paz. Con este retrato seráfico, el despiadado Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, se quiere presentar al mundo. Y para ello ha elegido un sorprendente camino. Tras su fuga de una cárcel de máxima seguridad, el narco se reunió en secreto con el actor estadounidense Sean Penn para una entrevista que hoy publica la revista Rolling Stone y por el que la justicia mexicana, según anunció el Gobierno de Enrique Peña Nieto, le llamará a declarar.El encuentro entre el líder del cártel de Sinaloa, detenido el viernes tras un sangriento enfrentamiento con la marina mexicana, y la estrella estadounidense se celebró en octubre, en un lugar que la publicación sólo indica que era “montañoso y selvático”. El formato elegido fue una cena a la que acudió también la actriz de telenovela Kate del Castillo, conocida por su galvánico papel en La reina del sur y que en enero de 2012, en plena guerra contra el narco, afirmó públicamente que confiaba más en El Chapo que en el Gobierno. La velada, a la que Joaquín Guzmán Loera llegó vestido con camisa de seda estampada y pantalones negros ajustados, no fue el único contacto con Penn. Posteriormente, prosiguieron a través de llamadas con Blackphone (un teléfono que encripta las comunicaciones), correos desde cuentas anónimas y un vídeo entregado por un mensajero a la actriz, la verdadera intermediaria del encuentro. Todo ello mientras las fuerzas de seguridad mexicanas desplegaban a miles de soldados y policías en busca del narco.

La reunión, que devino en siete horas de conversaciones, se ajusta como un guante con los delirantes intentos de El Chapo por poner marcha una película sobre su vida. Este sueño, que se acrecentó con la fuga, actuó de acicate para la reunión. Pero tuvo un reverso. Dio a las fuerzas de seguridad una pista clave para localizarle y lanzar una operación de captura en su refugio en las montañas de Durango. Fue en octubre mismo. Y aunque El Chapo logró escapar, frustró para siempre el segundo encuentro con Penn. Una reunión en la que el actor tenía planeado hacer la entrevista formal, que quedó reducida a la grabación de un vídeo donde el narcotraficanteresponde ante la cámara las preguntas enviadas por la estrella.

Suministro más heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo flotas de submarinos, aviones, barcos y camiones
'El Chapo' Guzmán 
El resultado es que en el texto final de Penn, un relato en primera persona repleto de meandros discursivos, se percibe una clara diferencia entre la parte que corresponde a la cena y la del vídeo. En la primera, Guzmán Loera, aunque elusivo y ramplón, se quita la careta. Si durante años, en un ejercicio de inmenso cinismo, negó dedicarse al narcotráfico, frente a la estrella de Hollywood admite sus negocios sucios y no duda en jactarse del inmenso poder de su cártel, considerado el mayor del planeta. “No quiero ser retratado como una monja. Suministro más heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo flotas de submarinos, aviones, barcos y camiones”, afirma. Tampoco muestra arrepentimiento por su historia criminal ni las matanzas que se le atribuyen a lo largo de tres décadas: “Mire, yo me defiendo a mí mismo, nada más. ¿Pero que yo ande buscando problemas? Jamás”.


La actriz Kate del Castillo en 'La reina del sur'. / JUAN MANUEL GARCÍA
Distinto es el tono que emplea El Chapo en el vídeo. Ahí emerge otro Guzmán Loera. Uno que evita cualquier espina y se muestra sospechosamente humilde. Uno que cuenta que arrancó a trabajar a los seis años recogiendo naranjas y vendiendo dulces y bebidas en su pueblo natal, Badiraguato, en la Sierra Madre, y que para “sobrevivir”, a los 15 años decidió plantar y vender marihuana y opio. En este punto reconoce que, sin llegar a ser adicto, consumió drogas, pero que hace dos décadas que no toca ninguna. “Las drogas destruyen. Desgraciadamente donde yo me crié, no había otra manera de sobrevivir”.
-¿Cree usted que es verdad que es responsable de los altos índices de consumo de droga que hay en el mundo?
-No, eso es falso, porque el día en que yo no exista, no mermará el tráfico de droga.
-Usted vio cómo fue el final de Pablo Escobar. ¿Cómo ve sus días finales en relación con este negocio?
-Sé que algún día moriré. Espero que sea por causas naturales.
El vídeo, de que sean hecho públicos apenas dos minutos, está filmado en una granja, al aire libre. El canto de un gallo interrumpe sin cesar la conversación. Sentado y sin bigote, El Chapo no se extiende en ninguna contestación. En ciertos momentos, incluso se le nota incómodo y con dificultades para expresarse. Responder por sus actos nunca ha sido su fuerte.



La tercera caída de El Chapo Guzmán

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La tercera caída de El Chapo

Dejar pasar tres días sin llevarlo a EE UU, supone una gran afición por la ruleta rusa

Lo más impresionante en todas las aprehensiones de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, son las imágenes que muestran el rostro de un hombre que no es terrible, que no atemoriza y cuyo lenguaje corporal muestra terror como cualquier individuo al ser capturado. La tercera caída de El Chapo, una especie de viacrucis del narcotráfico mexicano, supone un momento de gloria para Enrique Peña Nieto. Sobre todo, después de que The New York Timesafirmase en un editorial el 4 de enero que el presidente mexicano no era amigo de la claridad, tampoco de la transparencia y, mucho menos, de la verdad.
“¡Lo tenemos, misión cumplida!”, fue la frase de Peña Nieto para comunicar el viernes la captura del capo, una frase que sintetiza grandes momentos fallidos del siglo XXI. Una mezcla de aquel “lo tenemos”, con el que el entonces procónsul de EE UU en Irak, Paul Bremer, anunció la captura en diciembre de 2003 de Sadam Husein en su tierra natal —escondido en un agujero como Guzmán— y de la inolvidable “misión cumplida”, pronunciada por George W. Bush a bordo de un portaaviones en mayo de ese año, con la que puso fin a las grandes operaciones militares en Irak.
A partir de este momento, en un país donde Guzmán ya se ha escapado dos veces, resulta innecesaria la vulgaridad de hacer hipótesis en torno a lo que sabe, lo que no sabe o hasta dónde llegan sus tentáculos. A fin de cuentas, El Chapo, por una parte, aparece en la lista de los mexicanos más ricos en la revista Forbes y, por otra, genera múltiples puestos de trabajo, a través de la economía oculta y paralela, pero reciclable y autosuficiente del narcotráfico.
Y ahora la pregunta obligada: ¿Qué hará Peña con El Chapo? Porque dejar transcurrir tres días sin subirlo a un avión con destino a Estados Unidos significa una gran afición por la ruleta rusa. ¿Acaso el Estado mexicano no es capaz de administrar a su preso más famoso? Seguramente sí, el problema es que ese preso representa la síntesis de muchos años de coexistencia entre el bien y el mal.

El narcotráfico mexicano es el resultado de un país que no ha tenido la fuerza suficiente como para hacer cumplir sus propias leyes
El narcotráfico mexicano es el resultado de un país que no ha tenido la fuerza suficiente como para hacer cumplir sus propias leyes, y de aquel viejo axioma que lamenta que México se encuentre “tan lejos de Dios y tan cerca de EE UU”. A fin de cuentas, el Estado mexicano es la mayor área de entrenamiento para las armas estadounidenses y el laboratorio donde pueden probar los niveles de calidad de la droga y los daños que puede provocar.
Por esa razón, los muertos se quedan en México, los dólares que se generan se van al vecino del norte y el producto del trabajo de hombres como El Chapo contribuye a que EE UU se calme de guerra en guerra. Cazarle era una misión compartida entre México y Estados Unidos. Aunque en esta ocasión, a diferencia de la anterior, el Estado mexicano ha tenido especial interés en mostrar que sólo sus servicios de seguridad participaron en la operación, situación que naturalmente formará parte de la siguiente escala en la vida de Guzmán.
¿Es El Chapo un punto y aparte en la guerra contra el narcotráfico? No, porque él ya forma parte del paisaje de México como la corrupción, la muerte o una particular manera de entender la vida. Pero si es verdad que el Estado mexicano tiene instinto de conservación, es probable que cuando usted lea esta columna El Chapo esté camino de ser extraditado. De no ser así, resultaría más fácil darle una copia de la llave que abre la puerta de la cárcel para que pueda entrar y salir, sin acabar —cada vez que decide darse una vuelta— con la fe en el Estado mexicano.
Sin duda, darle una llave nos evitará vivir más años con leyendas urbanas que convierten a El Chapo en un Houdini moderno capaz de huir en un cesto de ropa sucia o en unos túneles que llevan al centro de la Tierra. Sin embargo, es muy probable que todo eso sea mucho más fácil porque pudo haber salido las dos veces por la puerta y con escolta oficial. Pero sea cual sea el precio que le cueste a México, mientras no sea la justicia mexicana la que investigue a El Chapo, siempre será más barato que ver liquidada la fe en sus instituciones de manera sistemática sólo porque hay un delincuente que puede entrar y salir de las principales cárceles del país.
El problema no es la cerradura, el problema es —como demostró en su última fuga— los cimientos. Y ese cimiento social de la seguridad mexicana ha estado durante muchos años carcomido y corrompido.



Maldito seas, Sean Penn

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Sean Penn
Ilustracióln de T. A.

Maldito seas, Sean Penn

Un cirujano supuestamente cercano a Joaquín Guzmán me contactó para que escribiera su vida. Todo resultó en nada y ahora Rolling Stone publica una entrevista que le hizo el actor


Joaquín Guzmán, antes de ser trasladado al Altiplano. / EDUARDO VERDUGO (AP)
Desde hace al menos tres años, Joaquín Guzmán Loera buscó que el mundo conociera su historia por propia boca. El año pasado dio una entrevista a Rolling Stone -que se acaba de publicar- y hace pocos días cayó prisionero por la imprudencia de producir una película, su último intento para propagandizarse. Antes, El Chapo quiso que alguien escriba la historia de su vida.
Un día de enero de 2012, cuando Washington DC era un pantano de humedad gélida, una editora amiga me llamó para tentarme con una oferta que no podía rechazar: El Chapo Guzmán, dijo, quería contar su vida y ella me había elegido a mí como su autor. Un cirujano plástico amigo de El Chapo había llamado de buenas a primeras a su compañía en busca de quien le abriera las puertas a la historia del narco más famoso del planeta. Podían haber elegido cualquier otra editorial, dijo, pero la fortuna —o la guía telefónica— quiso que la suya, Aguilar, comenzase con la letra A. El Chapo quería narrarse a sí mismo, cansado de que la Historia lo tuviera del lado de los malos y no como un bandido con corazón.
El libro debía escribirse en condiciones de espanto y absurdo. El inicio de la producción no tenía fecha fija porque dependía de cuándo Guzmán Loera quisiera o pudiera hablar. Cada uno de mis viajes sería a un aeropuerto a determinar, donde sería recogido por un grupo de hombres. No podía llevar teléfono celular ni computadora, el pasaporte quedaría con ellos y viajaría encapuchado a un destino incierto. En ese paraje remoto de México donde mi única compañía serían tipos armados con todo tipo de armas pero ninguna piedad, debería conversar con Guzmán Loera del tema que él quisiera, por el tiempo que fuera necesario y sujeto a su humor de mercurio. Menudo plan: desaparecería de la Tierra sin aviso y volvería a aparecer cuando el Chapo lo deseara.
Desde el principio dije a mi amiga que me interesaba escribir la historia según mi propia voz, no ser un escritor fantasma, pero del otro lado insistían en que la historia debía ser la voz y mirada del Chapo. Ante su necesidad de un amanuense, yo insistía, no sé con qué coraje o inconsciencia, en que no hay mejor historia que aquella apropiada por los extraños. Mi mujer estaba preocupada —nuestro hijo recién tenía tres años— y yo compartía sus nervios, pero los mezclaba en un cóctel promiscuo de excitación, famas posibles y veleidades de escritor pretencioso. La mayor parte de nosotros pasa su vida sin que un gran criminal toque a la puerta para contarte su vida a un brazo de distancia, de modo que decidí esperar por los hechos. El mal espanta al hombre pero atrapa al escritor.

Como si estuviese tocado por el espíritu de Flannery O’Connor, El Chapo había decidido asumir que sólo él podía escribir el guión de su propia existencia
Siguieron varios meses del cirujano esfumándose con regularidad para volver a aparecer con nuevos SMS desde un teléfono nuevo. En ocasiones, el tipo nada más escribía para decir que el proyecto continuaba. Mi editora y yo nos acompañábamos en la ansiedad de los padres primerizos, pero un día, al cabo de unos seis meses, sus SMS se acabaron tan inesperadamente como comenzaron. En una última comunicación, el cirujano dijo que suspendía los contactos por cuestiones de seguridad. Supusimos entonces que los militares del gobierno de Felipe Calderón atraparían pronto a Guzmán Loera, pero el cerco recién estrangularía un año y medio después de nuestras conversaciones, cuando la Marina, ya bajo el mando del presidente Peña Nieto, cazó a El Chapo en Sinaloa casi al mismo tiempo en que la revista Forbes lo incluía en su lista de millonarios y famosos.
Me olvidé del caso por un tiempo y cuando ya había comenzado a convencerme de que nada más sucedería, a fines de 2014 un colega muy joven me contó una historia similar a la de mi editora: un médico que era testigo protegido de la DEA en Estados Unidos y decía ser cercano a Guzmán Loera le dijo que quería contar la historia de ambos, pero nada pasó y el proyecto cayó en el mismo vacío sideral donde flotaba la aventura del cirujano plástico. Un tiempo después el Chapo escaparía de una prisión federal para esconderse quién sabe dónde, hundiendo al gobierno mexicano en el descrédito y la burla hasta que apareció la Procuraduría General de la República con una historia, literalmente, de película.
Como un actor de tablado pobre, ansioso por atrapar el único papel importante de su vida, un Guzmán Loera embrutecido por las torpezas que provoca la vanidad descontrolada, habría salido a buscar a la desesperada actores y directores para ponerse a sí mismo ante el escrutinio de Hollywood. Como si estuviese tocado por el espíritu de Flannery O’Connor, El Chapo había decidido asumir que sólo él podía escribir el guión de su propia existencia. Ahora su historia ya no sería narrada sino vista y él sería el productor y mandamás de todo un equipo que contaría la leyenda de un tal Joaquín Guzmán Loera.
En medio, sabemos ahora, Sean Penn aterrizó con Kate del Castillo en una sierra ignota de México y habló siete horas con el Chapo. Su historia, con mensajes encriptados y una avioneta que escapaba radares, empequeñece mi travesía imposible y engrandece mi derrota, pero hace sobre todo increíble la determinación de Guzmán Loera por volverse propagandista de sí mismo. Y es comprensible: todos deseamos ser aceptados. Con su libro y su película, el Chapo quería limpiar su legajo de las maldiciones ajenas, peinarse como el chico bueno de la foto. Que el mundo entendiera que aquel criminal brutal era un bandido romántico amado en su tierra. La vanidad no es ajena a nadie con dos piernas ni nueva entre los hampones. Donnie Brasco, el agente encubierto del FBI que vivió seis años con la familia Bonanno, decía que los gángsters adoraban verse en las películas retratados como generales listos e inteligentes como filósofos. El Padrino de Coppola enorgullecía a los mafiosos de New York porque su delicadeza y clasicismo técnico presentaba la vida en la mafia como un universo violento, sí, pero también capaz de glamour y refinamiento. El hijo de John Gotti tocó la cúspide de esa superficialidad desesperada por ser y encajar cuando celebró su matrimonio en el Helmsley Palace de Manhattan junto a doscientos cuarenta invitados en una bacanal romana de pasta, medallones de ternera, langostas de Maine y kilos de fruta fresca.
La avidez de Guzmán por contar su vida requiere de nuestra complicidad. Películas como Buenos muchachos o Casino o series como Los Soprano tocan nuestras canciones. El libro Film, Television and the Psichology of the Social Dream habla de Vito Corleone como un hombre resuelto, astuto, inteligente y determinado, dispuesto a vivir la vida de manera realista y en sus propios términos antes que a sucumbir a la miseria de trabajos insignificantes y la amenaza de la miseria. Ese costado enjundioso no parece desdeñable para quien vive molido a palos por la vida, aún cuando quien lo inspire sea un arquetipo de la mafia como Corleone o el Chapo.
Y luego está aquello que a mí mismo me atrapó, ese tironeo de repelencia y seducción de estos tipos malditos que nos muestran cómo podría ser la vida si tuviéramos menos escrúpulos. En libro o película, El Chapo, un pequeño Darth Vader mexicano, confiaba en nuestra avidez y nuestra piedad para hacer, de su historia, la Historia. Como debía ser, vía Sean Penn y Rolling Stone, el Chapo se la regaló a Hollywood.
Diego Fonseca es un periodista y escritor argentino.



Muere David Bowie a los 69 años

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David Bowie en 1976
Fotografía de Andrew Kent

Muere David Bowie a los 69 años

La leyenda de la música, que acababa de publicar disco, ha fallecido de un cáncer


    David Bowie, en una foto de promoción de su último disco. / EFE
    David Bowie, la legendaria estrella del rock de 69 años, murió ayer en Nueva York, víctima del cáncer. Así se anunciaba, hacia las 7.30 de esta mañana, en los perfiles oficiales del artista en Facebook y Twitter. “David Bowie ha muerto en paz hoy rodeado de su familia, después de una valiente lucha de 18 meses contra el cáncer. Mientras muchos de vosotros compartiréis la pérdida, pedimos respeto a la privacidad de la familia durante su tiempo de dolor”.




    La noticia fue confirmada poco después, también en Twitter, por su hijo, el director de cine Duncan Jones. “Lamento mucho y me entristece decir que es verdad”, ha escrito. El representante del artista ha confirmado también la noticia, según citan diversos medios británicos. El primer ministro británico, David Cameron, también ha lamentado la “enorme pérdida” de un “maestro de la reinvención”. “Crecí escuchando y viendo al genio del pop David Bowie”, ha escrito en Twitter.
    David Bowie

    El shock por la muerte del artista londinense que ha influenciado como pocos la música y la estética durante 50 años, cuya enfermedad no había trascendido, es aún mayor debido al hecho de que acababa de publicar un nuevo álbum la semana pasada, coincidiendo con su 69º cumpleaños. El destino ha querido que el disco saliera a luz solo tres días antes de su muerte.
    Blackstar, el 25º álbum de su carrera, con siete canciones de aires jazz y toques electrónicos, fue elogiado por la crítica en todo el mundo. El creador de Ziggy Stardust, según sus colaboradores, no tenía previsto defender el disco en directo ni conceder entrevistas de promoción. En los últimos años Bowie mantenía un perfil bajo, después de que se informara que había sufrido un atque al corazón en la década pasada. Su último concierto fue en 2006 en Nueva York.
    Bowie fue un artista en permanente revolución. Desafió todas las convenciones en la música, la moda y hasta la sexualidad. Fue más que la voz de una generación. Su imaginación y su talento marcaron la segunda mitad del siglo XX. "Lo que hago es muy sencillo, es solo que mis elecciones son muy diferentres de las de otras personas", dijo en una ocasión.

    David Bowie

    Su primer éxito fue Space Oddity, el tema que daba título a su segundo disco, en 1969. Hunky Dory (1971) y The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders of Mars (1972) cimentaron su leyenda global. La segunda mitad de los setenta trajo la llamada trilogía de Berlín, sus discos con Brian Eno, inlcuido el inmortal Heroes (1977). En los ochenta abrazó el pop y bajó a la pista de baile, con éxitos como Let's Dance (1983).
    Con sus discos, sus apariciones cinematográficas y sus looks, David Bowie deja una huella imborrable en la música y en la cultura popular del último medio siglo. David Robert Jones -ese era su verdadero nombre- estaba casado desde 1992 con la modelo Iman, con quien tuvo una hija.


    Iman llora la muerte de David Bowie

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    Iman, ahora viuda de David Bowie

    Iman llora 
    la muerte de David Bowie
    BIOGRAFÍA DE IMAN




    Visionaria, inspiradora y combativa. Así es Iman, la segunda mujer del músico y quien este lunes se despedía de su marido, víctima a los 69 años de una lucha contra el cáncer que ya duraba 18 meses. Fue su apoyo, la mujer de su vida, pero la supermodelo somalí-americana es mucho más. Ella abanderó la lucha de las mujeres de raza por entrar en el mundo de la moda. Actualmente, ella es considerado un mito en el universo de la costura.


    Iman (extremo derecho)


    No obstante, no fue la primera mujer de David Bowie. Su primera etapa en la música estuvo marcada por Mary Angela Barnett, también conocida como Angie Bowie, con quien se casó el 19 de marzo 1970 en Londres. Tuvieron un hijo, Zowie Bowie, ahora llamado Duncan Jones, director de cine. Su historia de amor duró 10 años. El 8 de febrero de 1890 decidieron poner punto y final a su romance en Suiza.



    Desde entonces no mantienen ningún tipo de relación, como ella misma ha relatado a sus compañeros en la casa de Gran Hermano Celebrities, programa en el que se encuentra. Tras el fallecimiento del músico, una de las principales dudas es si finalmente dejará las rencillas a un lado y brindará la última despedida a su exmarido. Aunque para eso tendrá que abandonar el espacio de televisión. Algo que se vislumbra complicado, ya que son casi 40 años sin dirigirse la palabra.




    La relación entre Angie y David ha sido fruto de incesantes rumores. Wendy Leigh, escritora y periodista inglesa, publicó una biografía del músico en 2014 relatando la agitada vida sexual del matrimonio. "Él y Angie eran célebres por tejer una red sexual alrededor de quienes les gustaban", dice y añade: "En la época en que Bowie se hizo adicto a ligarse a la élite gay de Londres".

    En el libro de Leigh también se hablaba por primera vez de 'the pit', lo que podría traducirse como el agujero, en referencia a una cama de metro y medio de profundidad donde Bowie, su primera esposa y sus amigos organizaban sus orgías. "Angie y David solían organizar las mejores orgías de la ciudad, en las que todo el mundo follaba con todo el mundo", cuenta un amigo de la pareja en la obra.




    Su ambiguedad en el amor también fue caldo de cultivo de diversas informaciones. Angie se manifestó al respecto después de que le propio Bowie admitiera que era "bisexual", en 1972. Según su exmujer, Bowie tuvo una relación con Mick Jagger. Pasado el tiempo, el cantante revelo que su declaración pública de bisexualidad fue "el mayor error" que había cometido, ya que siempre fue "un heterosexual en el armario". En otras ocasiones manifestó que su interés por la homosexualidad había sido producto de los tiempos y la situación en que se encontraba más que de sus propios sentimientos.





    Una vez superada esta primera etapa en el amor y después de varios breves romances, el 24 de abril de 1992 se casó con la modelo somalí-americana Iman, en una ceremonia privada en Lausana. La boda fue posteriormente solemnizada el 6 de junio en Florencia. Ocho años después nació Alexandria 'Lexi' Zahra Jones.



    Si David Bowie es una leyenda ya en el mundo de la música, su segunda y última esposa lo es en el panorama de la moda. Iman es todo un mito después de ser la primera supermodelo africana, negra y musulmana. La musa de Yves Saint Laurent en 1967, convertida después en Nefertiti por Michael Jackson, ganó la batalla por conseguir una mayor integración de las mujeres de color. Lucha que conllevó la llegada de otras modelos como Naomi Campbell, Joan Smalls o Jourdan Dunn, quienes no dudan en reconocer su valentía.



    Aunque David Bowie cayó rendido ante ella, Iman reconoció que "no quería tener una relación con alguien como él". Sin embargo, surgió el amor. Un sentimiento que les ha acompañado hasta el día de la muerte del cantante de rock. Un día en el que la estrella se convierte en mito.



    David Bowie / Con Ziggy Stardust llegó la ambigüedad

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    David Bowie
    Fotografía de Mick Rock


    David Bowie

    Con él llegó la ambigüedad

    El 40º aniversario del disco 'Ziggy Stardust', de David Bowie, lo es también de la irrupción de la lúdica indefinición sexual en el rock

    Se suele encuadrar The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars -tal es su título completo- en la categoría de discos conceptuales. Pero cuesta considerarlo un triunfo de la narrativa musical: se necesitaron las acotaciones de David Bowie para entender lo que pretendía contar en aquel elepé, publicado el 6 de junio de 1972.
    Resumiendo: a la Tierra le quedan cinco años de vida. Aparece un redentor, tal vez la encarnación de un alienígena. Ziggy Stardust canta y practica un evangelio de omnisexualidad e intoxicación. Malentendido por sus seguidores, estos matan al supuesto salvador (se habla de Suicidio de rock 'n' roll). Ya, ya: improbables los grandes conciertos en ese mundo apocalíptico que carece de electricidad. Al año siguiente, en conversación con William Burroughs, Bowie había espesado el argumento: Ziggy es despedazado por los infinitos, seres que se mueven a través de los agujeros negros y que resultan ser los hombres de las estrellas. "Difícil de escenificar", respondería un Burroughs poco impresionado.
    En Ziggy Stardust coinciden varias vectores, tanto marginales como altamente visibles, característicos del momento. La idea de un planeta agonizante, popularizada por Rachel Carson en Primavera silenciosa. La fascinación por el espacio exterior, alentada por la NASA y manifestada en el único éxito hasta entonces de Bowie,Space oddity (1969). Las propuestas embriagadoras de una ciencia ficción expansiva. El papel de portavoces del zeitgeist que asumían algunas estrellas del rock. La fantasía de una rebelión juvenil, ya explicitada en películas (La naranja mecánica, 1971) o novelas comoOnly lovers left alive, de Dave Wallis (que pudo convertirse en largometraje protagonizado por los Rolling Stones); David se colocaría al frente de esa teórica insurgencia, con un himno en toda regla, All the young dudes, que cedió al grupo Mott The Hoople en ese mismo 1972.

    El propio Bowie era el mejor anuncio de su producto: elegante, locuaz, cordial. Y guapo: piel nacarada, esculpidos cabellos rojizos, el detalle marciano de sus ojos bicolor. Beneficiario de la creciente liberación sexual, se había declarado gay a principios de año en una entrevista para Melody Maker, ignorando el tabú respecto a la homosexualidad que regía en el negocio del pop. En directo, arrodillado ante Mick Ronson, parecía realizarle una felación a través de su guitarra Gibson. Pero sin renunciar a su masculinidad: el vestido que modelaba en The man who sold the world (1971) era, insistía, "un vestido de hombre." Años después, para consternación de muchos discípulos, renegaría de aquella actividad gay.
    En los testimonios de sus fans británicos, se repite la epifanía: aparece Bowie en televisión, los padres se escandalizan y (parte de) una generación se enamora. En contraste con la ropa dominante entre los practicantes y devotos del rock progresivo, David lucía como un pavo real. Presumía de diseñar sus propios modelos pero se beneficiaba de tanta mano de obra desocupada -las boutiques, peluquerías y zapaterías del swinging London- y desplazada por el imperio del vaquero. Legitimaba un estilo indumentario, el glam, que permitiría que cazurros como Slade o The Sweet se transformaran en una colisión de rasos, maquillaje y botas imposibles.

    El verdadero Ziggy Stardust

    Bowie sitúa la inspiración para Ziggy Stardust en Vince Taylor. Rockero británico de primera generación, se instaló en Francia, donde era venerado como un nuevo Gene Vincent (ambos vestían de cuero negro). Tras tomar LSD, pasmaba a sus fans al presentarse como Jesucristo o uno de sus apóstoles. Terminó trabajando en Suiza como mecánico de aviación.
    El nombre en sí derivaba de Iggy Pop y de la modelo Twiggy, con la que David se fotografió en la portada de Pin ups. El apellido lo tomó prestado de un freak estadounidense, el Legendary Stardust Cowboy, cantante de un solo éxito (Paralized, 1968).
    David era el perfecto Espartaco de la ambigüedad sexual. Como su competitivo amigo Marc Bolan, había usado todos los uniformes:mod, Carnaby Street, hippy. En el mundillo musical, se le trataba con condescendencia e irritación: era un maestro de la autopublicidad. En 1970, durante su boda con Angie, lleva el típico abrigo afgano del hippismo británico. Pero el detalle relevante es que están presentes reporteros y fotógrafos de Fleet Street.
    El tópico adherido a Bowie es el camaleonismo, esa capacidad para reinventarse visual y estéticamente. Una mirada más detallada revela, sin embargo, su habilidad para mantener existencias paralelas. Seducía a hombres con capacidad para firmarle contratos o financiar su carrera, sin ocultar su devoción por mujeres como la refinada Hermione Farthingale (destinataria de Letter to Hermione) o la propia Angie; el suyo era un "matrimonio abierto". Según Tony Visconti, productor que vivía con ellos en Haddon Hall, marido y mujer compartían a las "piezas" que cazaban por discotecas; intimidado, Visconti se encerraba en su habitación ("según avanzaba la noche, querían carne fresca"). David brillaba en el círculo gay de Lindsay Kemp pero reclutaba a músicos ceñudamente heterosexuales, a los que convencía para que se prestaran al espectáculo: "no soy marica", repetía un consternado Ronson en sus entrevistas.
    Oportunista nato, Bowie tenía un píe en el underground y otro en elshow business convencional. Se ponía un traje y acudía al Festival de la Canción de Malta, tan cutre como cualquiera de los certámenes que se celebraban en España en 1969. Conservaba buenos contactos en el negocio de la edición musical: como solía cantar temas de Jacques Brel, le encargaron traducir Comme d'habitude, éxito de Claude François en 1967; para su eterna frustración ("¡imagina cuantos millones de libras ha generado!"), se prefirió la hinchada adaptación de Paul Anka, que logró que Sinatra lo grabara como My way.
    Lo justificaba todo por su dedicación a la contracultura: invertía dinero y energía en el Beckenham Art Labs. Los "laboratorios de arte" eran modestos espacios para la exhibición de artistas underground,desde cineastas a músicos. Y David era tan underground como el que más: actuó en la primera Glastonbury Fayre (1971), entonces un evento gratuito, nada que ver con el monstruo actual.
    Consumidor ávido y selectivo de la cultura pop, Bowie se iba desligando de la pauta de Dylan para asimilar el arriscado rock duro de Iggy Pop y Lou Reed, a los que produciría -de aquella manera- en los años siguientes. Quedan testimonios de su querencia por Aleister Crowley o la secta Golden Dawn, de su precoz interés por el Tíbet. Pero en 1972 decidió que su proyecto artístico pasaba por transformarse en una estrella trágica: Ziggy Stardust. Sumando sus discos de 1973, Aladdin sane y Pin ups, David consiguió inyectar una megadosis de adrenalina en el cuerpo fofo del rock de los primeros setenta.



    La importancia de llamarse David Bowie

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    La importancia de llamarse 

    David Bowie

    La editorial Taschen edita un libro sobre la figura del artista británico fermentada a través del objetivo de Mick Rock, quien pasó un año pegado a él

    MARÍA BALLESTEROS 15 SEP 2015 - 20:29 CEST

    Foto: Mick Rock
    La androginia, la teatralidad y la reinvención son tres de las características que han acompañado a David Bowie (Brixton, 1947) desde su primer disco homónimo en 1967. Cinco años más tarde de su debut discográfico, en 1972, Bowie sorprendió al mundo con The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from mars. Un LP en el que la creación del personaje de Ziggy Stardust se erigía como uno de los tótems del glam rock, la bisexualidad o la androginia y pasaba a formar parte destacada de la masiva cultura pop. Para dar testimonio gráfico de la relevancia que estaba adquiriendo el alter ego de David Bowie el fotógrafo Mick Rock (Londres, 1948) consiguió adentrarse en el círculo privado del artista entre 1972 y 1973. Fruto de esa relación quedan las instantáneas que la editorial Taschen ha decidido sacar a la luz en The rise of David Bowie.Un libro con portada holográfica de 310 páginas –y tirada de 1772 ejemplares firmados por Bowie y Rock– en el que los retratos sobre el escenario se mezclan con instantáneas en el camerino, imágenes promocionales, portadas de discos, capturas de vídeos y momentos íntimos.
    David Bowie
    Fotografía de Mick Rock

    La huella de Ziggy Stardust
    Han pasado ya 43 años desde que David Bowie se inventó a Ziggy Stardust. Este personaje parecía la excusa perfecta para crear un vodevil en el que se intercalasen la ambigüedad de género, orientación sexual y hacer que la línea que separa la realidad de la fantasía se estrechase tanto que algunas veces llegara a desaparecer. Su corte de pelo asimétrico y la tonalidad caoba con el que lo lucía, su maquillaje teatratral, sus complementos folklóricos y su vestimenta tragicómica hicieron de Stardust un personaje tan memorable que los trajes de esta época, y los del resto de su carrera, fueron expuestos en 2013 en museo londinense de Victoria & Albert bajo el título David Bowie, Crossing the border. Ha sido inspiración de portadas de revistas de moda como fue el caso de Vogue París y Vogue Reino Unido en las cuales Kate Moss interpretaba a Ziggy Stardust. Ha conseguido que su imagen sirva para customizar muñecos Lego, dibujos animados (como hizo la revista Rolling Stone con Homer Simpson) o ser elleitmotiv de las piezas de Bansky. En España, Elena Anaya se metió en la piel de Stardust para la pieza promocional de la pasada edición de la edición número 19 de la Muestra Internacional de Cine Gay y Lésbico de Barcelona.

    También inspiró el maquillaje de Cherrie Curie, cantante del grupo The Runaways que interpreta Dakota Fanning en elbiopic basado en el grupo de rock.
    El fotógrafo de la lisergia y el rock & roll
    Mick Rock, de 67 años, se hizo conocido en los años 70 por ser quien inmortalizó a estrellas de la música como Queen, Syd barret, Lou Reed, Debbie Harry, Iggy Pop o Tim Curry en The Rocky Horror Picture Show. Su destreza para ganarse la confianza de David Bowie le dio la oportunidad de documentar un año de excesos, hermandad, esplendor y creatividad que cambiaban de localización si lo que acontecía era una actuación, un ensayo, un momento de tranquilidad o una sesión de fotos a propósito de la promoción del disco. A las fotos ya publicadas hay que añadirle la salida a la luz de material inédito; que quizá, como factor sorpresa, Taschen no ha querido desvelar. A los 1772 ejemplares hay que sumarles otras 100 unidades, divididas en categorías A y B, cuya particularidad es una lámina firmada por el propio fotógrafo.

    Además de ser el protagonista de un libro David Bowie es noticia por haberse convertido en uno de los compositores, junto a Cyndi Lauper y The Flaming Lips, del musical de Bob Esponja que se estrenará el próximo año.
    El último disco de Bowie, The next day, se publicó en 2013 y supuso el regreso discográfico del artista británico tras una década de silencio.



    Vuelve David Bowie (nunca se fue)

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    David Bowie
    Foto de Andrew Kent
    Poster de T.A.

    Vuelve David Bowie (nunca se fue)

    El creador de ‘Ziggy Stardust’ regresa con un nuevo disco, ‘Blackstar’, marcado por el jazz y la sofisticación de sintetizadores


    David Bowie, en un concierto.

    No tenemos en el teclado del computer la tecla de la estrella negra, pero cualquier seguidor irredento de David Bowie sabe que ese icono inquietante de cinco puntas viene a ser un trasunto de la mota negra en La isla del tesoro. Recuerden, John Silver El Largo enviando al huésped de la miserable posada las señales corsarias que marcarán el fin. Ya se va haciendo tarde para casi todo. También para la resurrección de los dioses. Es hora de preguntarse quién marcará, de aquí a una década, los tiempos musicales de la influencia y la impronta… Bowie los marcó. ¿Ahora está entonando un adiós? ¿EsBlackstar el principio del fin?
    ¿Es Bowie el John Silver de la enésima vuelta de tuerca en el gran circo musical? ¿Es Blackstar —llamémos así al nuevo disco de Bowie porque no tenemos estrellas negras en el teclado, y esto ya ocurrió, recuérdese, con aquel simbolillo que había que leer como “el artista antes conocido como Prince”— el nuevo/recurrente regreso del Duque Blanco? ¿Estamos recibiendo la mota negra que nos sugiere el principio del fin, puede que el testamento, del músico por el que casi todo empezó? ¿Es este aire de nostalgia y tiempo ido un nuevo ardid del sempiterno genio de la mercadotecnia? Recordemos aquella mentira del embaucador, Hammersmith Odeon, Londres, 3 de julio de 1973, “¡Este es no solo el último show de esta gira, sino el último show que hago”.
    Pero Bowie volvió. Siempre vuelve.
    La escucha de Blackstar (Sony) en la fría sala de una fría discográfica en una ciudad fría como este Madrid sin alicientes o con alicientes de difícil localización en días preelectorales —cuánto hastío— retrotrae a las cosas pasadas. Imposible comprender un grandísimo disco como este, el empeño artístico de alguien en el umbral de los 70, sin acudir a los antecedentes. Imposible encajarBlackstar en lo que es el actual panorama de las novedades discográficas sin volver –antes y también después de la escucha – a las cúspides del mundo Bowie, incluidos descartes y olvidos… ¿alguien se acuerda, por ejemplo, de It’s Hard to be a Saint in the City (una renuncia del genio en Station to Station)?
    La alucinación espacial que David Robert Jones (Brixton, Londtres, 1947) mamó de Stanley Kubrick -2001, una odisea del espacio, ahora que tan absortos andamos en secuelas galácticas de dudoso alcance- (Space Oddity, 1969); la sicodelia almibaradamente desarmante deHunky Dory (1971); el glam-rock de lentejuela incrustada en la calle oscura (The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, simplemente el disco que aplastó una década), el devaneo ruidista-romántico en lo ético y filonazi en lo estético de Station to Station; la comparsa electrónica y el enganche del caballo en la trilogía berlinesa de los últimos 70 (Low, Heroes, Lodger, en compañía de Brian Eno); la primera resurrección cuando tantos lo daban por amortizado (Scary Monsters, 1980); la discoteca febril ymegahit (Let's dance,1983); y todo lo que vino después, tan denostado en el peor de los casos o ignorado en el mejor de ellos por una crítica especializada con especial aversión a la versión más narcisista/bocazas del genio (Tonight, Never Let Me Down, Outside, Earthling, Hours, Heathen, Reality…).
    Pero estamos en Blackstar, mojón número 25 en su carrera (8 de enero –coincidiendo con la 69ª onomástica del músico- en las mejores tiendas de discos, si es que eso sigue existiendo). La culpa la tienen, básicamente, el 55 Bar, un ilustre garito del West Village neoyorquino, el saxofonista Donny McCaslin y el baterista Mark Guiliana. En ese lugar, en esos músicos y en el magisterio de David Bowie germinó Blackstar, un disco que llega a los titulares de medio mundo y parte del otro dos años después de The Next Day. Mientras el común de los mortales –y eso incluye a los devotos de la causa-  entonaba nuevos réquiems en honor del Dios apagado, Bowie abandonaba la gentil existencia cotidiana junto a su mujer la exsupermodelo keniana Imán y la hija de ambos, Alexandria Zahra, y se metía en los Magic Shop Studios de Nueva York para fraguar la nueva muesca de su eterno retorno. Blackstar. Apenas siete cortes. Apenas 43 minutos de música. Apenas un intento “de evitar por todos los medios el rock and roll”, si hacemos caso al veredicto del eterno Tony Visconti, privilegiado gafapasta con cara de despistado y productor luminoso de este disco y de tantos otros de Bowie y de gente como Tyrannosaurus Rex, Iggy Pop, Boomtown Rats, Stranglers, Adam Ant o Morrissey.
    Bowie se fue una noche al 55, escuchó a McCaslin y Guiliana, le dijo a Visconti que quizá tenía un nuevo disco, desapareció cinco meses y, a la vuelta, escribió sendos emails al saxofonista y a su drummerpara confirmarles que les quería con él en su nuevo disco. Ellos, primero, no se lo creyeron, después entraron en trance (“¡Bowie me llama!”) y al final entraron en el estudio.

    Pura anfetamina

    Blackstar es pura anfetamina a nivel de percusión. La batería de Mark Guiliana vertebra obsesivamente las canciones del disco, con especial intensidad en cortes como el que da título al álbum, o en 'Tis a Pity she was a Whore o I Can't Give Everything Away. El mantra repetitivo de algunos temas como Sue (Or in a Season of Crime) oGirl Loves Me cae directamente de la que es una de las influencias claves del disco —influencia reconocida por el propio Tony Visconti—, que no es otra que la del rapero estadounidense Kendrick Lamar. Por lo demás, fondos jazzys de saxo, sofisticación de sintetizadores -Blackstar trae ecos del tiempo berlinés de Bowie, LowLodger y alrededores- y letras supuestamente confesionales, tirando a angustiosas (“ya no doy entrevistas porque para conocerme hay que leer mis letras, siento temores que no pueden verse”, ha dicho Bowie), las letras de un iluminado en el umbral de los 70 que sigue dando al mundo no se sabe si discos geniales pero sí empeños intensos.
    Bowie ha vuelto. En forma de disco. No parece que vuelva subir a un escenario (“No creo que vuelva a actuar, sería una sorpresa”, ha asegurado Tony Visconti).
    En el peor de los casos, un respeto al genio que creó Space Oddity, Rock'n' Roll Suicide, Young Americans y Ashes to Ashes. En el mejor de ellos, y como alguien dijo un día… Dios salve al dios. Estrella negra.

    Discografía selecta de un mito

    Space Oddity(1969)
    The Man who sold the World (1970)
    Hunky Dory (1971)
    The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972)
    Aladdin Sane (1973)
    Station to Statation (1976)
    Young Americans (1975)
    Low (1977)
    Heroes (1977)
    Scary Monsters (1980)
    Let's Dance  (1983)
    Never let me Down (1987)
    Outside (1995)
    Heathen (2002)
    Reality (2003)
    The Next Day (2013)



    Franz Schubert / Piano Trio In E Flat / David Bowie

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    Franz Schubert

    PIANO TRIO IN E PLAT

    El ansia (The hunger, 1983), de Tony Scott, con Catherine Deneuve, Susan Sarandon y David Bowie.




    Franz Schubert Piano Trio In E Flat, Op 100 2nd Movement.



    David Bowie / Cinco claves de su oscuro y retorcido nuevo disco

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    David Bowie, 2016

    David Bowie

    Cinco claves de su oscuro y retorcido nuevo disco


    Tras el aclamado 'The Next Day', que hizo babear a la crítica, 

    el artista regresó con un trabajo melodramático


    [El Confidencial publicó esta reseña del último disco de David Bowie el p 19 de de diciembre DE 2015 y el músico falleció el 10 de enero de 2016]
    El próximo ocho de enero, David Bowie cumple sesenta y nueve años. Lo celebra publicando 'Blackstar', un nuevo trabajo que se ha convertido en un acontecimiento pop, sobre todo por las entusiastas criticas que cosechó 'The Next Day' en 2013 (81 puntos sonde 100 en Metacritic). No hablamos solo de uno de los mayores iconos de la historia del pop, sino también de uno de los artistas más cotizados del mercado del directo. Cada vez que se insinúa que podría volver a pisar un escenario, los promotores del primer mundo se ponen nerviosos.
    ¿Últimas noticias sobre su improbable regreso? Nos las da Tony Visconti, productor de varios discos clásicos de Bowie, además de los dos últimos. "Lo que ha dicho en los últimos años sigue siendo válido. Él nunca me cuenta sus planes, pero se muestra claro, cristalino, a la hora de afirmar que no va a salir de gira. Es posible que haga un concierto único alguna vez, pero no tengo datos sobre eso. Si llega a ocurrir, me enteraré a la vez que todo el mundo", explica en el último numero de la revista 'Mojo'. Los bofetones por conseguir una entrada pueden ser míticos. Está claro que 'Blackstar' no va a rebajar el interés de sus fieles: aquí van cinco claves para hacerse una idea de lo que ofrece el disco.



    "Nunca me cuenta 
    sus planes, pero
    se muestra claro 
    con algo: 
    no va a salir de gira"
    Tony Visconti



    Menos de lo mismo

    Hablemos claro: no se le puede pedir a David Bowie que sea la figura crucialque fue en los años setenta. Entonces reinaba en el planeta pop como un marciano descendido a la Tierra, en plena posesión de poderes galácticos. O como alguien que hubiera venido del futuro, con veinte o treinta años de ventaja. Derritió tabús sexuales, invitó al hedonismo salvaje y electrificó a toda una generación. De hecho, grupos actuales de la subcultura 'hipster' consiguieron convertirse en superventas usando los trucos clásicos de la etapa gloriosa de Bowie. Podemos citar a Suede (alumnos ortodoxos), Placebo(discípulos más flojos) y Arcade Fire (descendientes predilectos) . En 'Girl Loves Me', una de las nuevas canciones, aporta percusiones James Murphy de LCD Soundsystem.

    Parroquia dividida

    Para no confiar en exceso de mi propio criterio, hago una pequeña encuesta entre amigos y conocidos del mundo de la música. Descubro que, sobre todo, Bowie despierta dos tipos de reacciones. En el extremo escéptico está Nacho Vegas, un artista que sabe apreciar al Bowie clásico, pero que fue perdiendo interés. "Yo ni siquiera escuché 'The Next Day'. Es un artista que me ha influido, pero desde 'Heroes' (1977) no me llama mucho, ni siquiera 'Low' (1977), que mucha gente considera lo mejor que ha grabado. Es un álbum que me pareció algo pretencioso y dejé de seguirle. Luego recordaba esas cosas que hizo en los ochenta: Timn Machine y sus discos de aquel periodo…buff…No me llamaba nada", confiesa el cantautor asturiano. Las huellas del británico son evidentes en algunas de sus canciones, sobre todo en 'Cerca del cielo', con ecos evidentes de 'Five Days', una de las mejores piezas del mítico 'Ziggy Stardust' (1972).


    Más que abrir nuevos caminos, 

    el Bowie crepuscular 

    es un señor de setenta años 

    explicando lo bueno 

    que era a los veintitrés


    En el otro lado del espectro, está Nacho Canut, miembro de Fangoria y Dinarama, entre muchos otros proyectos, además de admirador de largo recorrido de Bowie:
     "Para mí está llevando el final de su carrera impecablemente. Que se retire del directo me parece una solución muy afortunada para sus fans de toda la vida. Podría hacer giras con pantallas de leds gigantes y músicos de estudio y bailarines como hacen U2ColdplayMadonna,y los demás, tocando sus éxitos hasta que se muera en el escenario. Pero mejor que se quede en su casa grabando discos rarísimos pero tan bonitos como 'Blackstar'. Ahora puede hacer todas las marcianadas que quiera, no tiene que grabar otro 'Let's Dance' (1983) y buscar un super éxito comercial ¡Pero tiene casi setenta años y es Bowie! A mí sus últimos discos me parecen bastante aceptables, mi favorito es 'Heathen' (2002), pero 'The Next Day' me gustó bastante. No es mi favorito de su discografia pero es mejor que alguno que sacó en los ochenta y los noventa", señala Canut.



    Lleva el final de su carrera impecablemente. 
    Que se retire del directo es una solución afortunada 
    para sus fans de siempre



    De anticristo sexual a yupi ortodoxo

    Como hemos dicho, Bowie fue algo más que un músico. Sirvió para liberar mentes, cuerpos y romper reglas sociales de la sociedad anglosajona, todavía puritana a pesar de la revolución sexual de los años sesenta. Por desgracia, hace veinte años que pasó a ser un simple hombre de negocios. Bueno, mejor dicho, un ejecutivo especialmente voraz y visionario. Recordemos que fue el primer artista que emitió un oferta pública de acciones sobre su repertorio, poniéndolas a la venta en Wall Street.
    Lo explica el doctor en Derecho Juan Hernández Vigueras: "Bowie se convirtió en un activo financiero en 1997. Entonces tenía más de doscientas canciones de las que cobraba derechos de autor. Un banquero amigo, el estadounidense David Pullman, le aconsejó que sobre la base de esos derechos de autor era posible crear títulos bursátiles que más tarde podrían ser comprados y vendidos en los circuitos financieros como activos. Y así se hizo. Lo cierto es que la idea no tuvo precisamente mucho éxito, y financieramente tuvo un significado relativo, pero sí marcó un precedente en los mecanismos financieros posteriores. Tal es el caso, por ejemplo, de las hipotecas 'subprime'. Estos mecanismos están hoy en día más vigentes que nunca", explica Vigueras en el libro 'El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro' (Clave Intelectual, 2012).

    Saga espacial
    Seguir a Bowie en 2015 es como estar enganchado a la enésima secuela de una saga galáctica tipo 'Star Trek', 'Airbender' o 'La guerra de las galaxias'. Sabes que los capítulos nuevos no serán nunca tan buenos como los clásicos, pero disfrutas de cualquier regusto que pueda quedar de aquellos. Lo mejor del nuevo álbum es el saxofón de Donny McCaslin, que inyecta mucha vida al disco, con líneas tan intensas como imprevisibles. Bowie se enamoró de su álbum 'Casting For Gravity' (2012), que bebía igualmente del jazz clásico y de la incorporación de lógicas de la música electrónica moderna, especialmente de artistas como Boards Of Canada y Deadmau5. "A veces, durante la grabación, Bowie usaba nuestro álbum como referencia, por ejemplo decía que quería que algo sonase como 'Alpha & Omega' (nuestra versión de Boards Of Canada) o como nuestra pieza 'Praia Grande'".
    En la canción de apertura, el saxo brilla especialmente, en otras como 'Girls Love Me' ni siquiera la intensidad de sus soplidos consigue salvar la papeleta. De hecho, el disco se desploma bastante en la segunda mitad. Dicho esto, Bowie sigue siendo un melómano obsesivo. Todos los músicos de la banda aprecian que que investigue los discos que han grabado previamente y busque vídeos de sus conciertos en Youtube.

    David Bowie, el musical
    'Lazarus', el primer sencillo del nuevo disco, es también la única pieza que aparece en el musical de Bowie que se representa estos días en el off Broadway hasta el próximo 20 de enero. Ojo a la descripción de Ben Brantley, crítico del 'New York Times': "Rayos congelados de éxtasis que se disparan como novas a través del barro y la oscuridad glamourosa de una obra que es un fantástico nuevo musical, con excelente banda sonora creada a partir de canciones de Bowie".
    La revista 'Rolling Stone' también puso el montaje por las nubes, en un reseña que contagiaba entusiasmo: "Se trata de una proeza surrealista. El mejor teatro posible, aquel donde se nada en leche, se huele la lencería y se bebe ginebra a grandes tragos". Más allá de montajes artys, David Bowie tiene repertorio como para crear una obra de Broadway tan potente como 'Mamma Mia' de Abba o 'We Will Rock You' de Queen, capaces de girar durante años por todo el planeta.


    Hernández Vigueras / "Los temas de David Bowie se convirtieron en activos financieros y fracasaron"

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    David Bowie
    Paris, 1987
    Fotografía de Catherine Cabro

    Hernández Vigueras: 
    "Los temas de David Bowie se convirtieron en activos financieros y fracasaron"


    • El doctor en derecho Juan Hernández Vigueras sostiene en 'El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro' que "los mercados financieros continúan sin cumplir con su misión de financiar la economía real"

     
    ¿Las canciones de David Bowie convertidas en títulos de bolsa? ¿La compañía Toyota obteniendo más beneficios en los mercados financieros que vendiendo coches? ¿La crisis de Grecia relacionada con la compra de armas? Estas son algunas de las llamativas cuestiones que responde Juan Hernández Vigueras, doctor en derecho y miembro de Attac-España, en el recién editado libro El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro (Clave Intelectual, 2012).

    En una entrevista con LaVanguardia.com, Hernández Vigueras ofrece su análisis sobre algunos de los episodios más opacos de los mercados financieros que a diario aparecen en la prensa de todo el mundo.
    ¿Puede explicarme cómo terminó convertido David Bowie en un activo financiero? 
    La cuestión es que Bowie tenía en 1997 más de 200 canciones de las que cobraba derechos de autor. Un banquero amigo, el estadounidense David Pullman, le aconsejó que sobre la base de esos derechos de autor se podían crear títulos bursátiles que podían ser más tarde comprados y vendidos en los circuitos financieros como activos. Y así se hizo. Lo cierto es que la idea no tuvo precisamente mucho éxito, y financieramente tuvo un significado relativo, pero sí marcó un precedente en los mecanismos financieros posteriores. Tal es el caso, por ejemplo, de las hipotecas subprime. Estos mecanismos están hoy en día más vigentes que nunca.

    Recuerda al caso de Toyota que explica en el libro 
    Así es. Toyota ganó más dinero en 2010 operando en los mercados financieros que fabricando vehículos. Lo hizo a través de los derivados de tipo de interés. Un mecanismo que utilizan todas las corporaciones internacionales para prevenir las variaciones que se producen en los tipos en relación a los préstamos obtenidos en diversos países. Conciertan con los bancos algo así como una apuesta. Uno asume un tipo de interés fijo y el otro variable. Lo cierto es que creó cierta inquietud en Toyota. Muchos temieron que se convirtiera en una corporación financiera en lugar de una industrial.

    El titulo de su libro, 'El casino que nos gobierna', parece indicar que en el sector financiero todo es un juego 
    Lo de 'casino' no se refiere al azar, es el término que se utiliza sobre todo en los medios anglosajones y responde a la terminología inglesa del sector: 'game', es decir, juego; 'bet', esto es, apuesta...  La cuestión está en qué consiste ese 'casino', que se compone de trampas, juegos y trucos. Y, sobre todo, lo de 'casino' quiere poner de relieve algo hoy evidente: los mercados financieros no cumplen con su misión fundamental, que es la de financiar la economía real, la economía productiva. Ahí es donde está la clave. La especulación sigue tan boyante como antes de la crisis y sin embargo la economía productiva no se ha recuperado. Al contrario, ha empeorado.

    ¿Qué hacer si los mercados financieros no cumplen su función, como usted sostiene? 
    El objetivo del G20 en 2008 en Washington era conseguir que el sistema financiero financiara la economía real. Eso no se ha conseguido. Cuando en el segundo semestre de 2008 Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la Unión Europea, quiso lograr más transparencia, regulación y mayor supervisión de los mercados financieros, no lo consiguió. De hecho, la especulación financiera continúa desarrollándose. Ejemplos hay muchos y de hecho de muy actuales.

    ¿Cuáles? 
    Sin ir más lejos, las inyecciones de millones de euros (casi un billón de euros entre diciembre de 2011 y febrero de 2012) del Banco Central Europeo (BCE) a más de medio millar de bancos europeos. ¿Ha supuesto esta inyección que las empresas hayan recibido más crédito de los bancos que se han aprovechado de los préstamos? No.

    ¿A qué se ha destinado ese dinero, entonces? 
    Básicamente a especular con la deuda soberana. Veamos, el dinero va primero a los bancos, después, una parte va a seguir escondiendo los valores tóxicos que todavía existen en los balances y otra a estabilizar la valoración inexacta de las grandes cantidades de pisos que las entidades se han visto obligadas a adquirir.

    ¿Es dinero que tapa las heridas de los bancos únicamente? 
    ¿Alguien ha notado alguna mejora después de que Mario Draghi (presidente del BCE) inyectará casi medio billón el pasado diciembre y más de medio billón de euros en febrero? ¿Alguien en Europa ha notado que haya más fluidez en el crédito a las empresas, no ya al consumo? Pues no.

    Una de las opiniones que se escuchan desde determinados sectores es que el sistema financiero está devorando el sistema democrático 
    Sí, esa podría ser una de las conclusiones del libro. Está todo documentado. Con todo, no he querido en el libro sacar conclusiones políticas. He preferido el análisis y que el lector que extraiga las consecuencias políticas que crea convenientes. Hay una realidad hoy demostrada. El 'casino' del que hablo en el libro se compone básicamente de especulación financiera. El problema gordo está íntimamente ligado con el sistema financiero que toda economía exige y necesita. Un sistema de pagos, de concesión de créditos, etcétera. Como lo que predomina es la especulación financiera se deriva casi todo en mercados, que no crean riqueza o empleos.

    Entiendo 
    El problema está en que si el juego va bien para los jugadores -bancos, fondos de inversión, grandes corporaciones, etcétera- pues estos se reparten los beneficios; pero como el sistema es de un riesgo enorme, si va mal y falla, las pérdidas las pagamos los contribuyentes. Se endeuda para resolver el sistema. Y ese endeudamiento luego se reparte en esas políticas tan injustas de recortes, que podrían ser más equilibradas. Y que conste que no no niego la necesidad de pagar las deudas. Ese es el gran drama que vivimos. El problema es tan gordo, que nos quedamos en analizar las consecuencias, y tanto los medios y los intelectuales se centran en cómo remediar las consecuencias y se olvidan de cómo abordar las causas que han creado esa situación.





    Michael Jackson / Remember the Time / Iman

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    Iman

    Iman con Michael Jackson y Eddie Murphy
    Michael Jackson
    REMEMBER THE TIME
    Iman



    Remember the Time
    By Michael Jackson

    Do you remember 
    When we fell in love
    We were young
    And innocent then
    Do you remember
    How it all began
    It just seemed like heaven
    So why did it end?

    Do you remember
    Back in the fall
    We’d be together
    All day long
    Do you remember
    Us holding hands
    In each other’s eyes
    We’d stare (tell me)

    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time
    When we first met
    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time

    Do you remember
    How we used to talk (ya know)
    We’d stay on the phone
    At night till dawn
    Do you remember
    All the things we said like
    I love you so
    I’ll never let you go

    Do you remember
    Back in the spring
    Every morning birds would sing
    Do you remember
    Those special times
    They’ll just go on and on
    In the back of my mind

    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time
    When we first met girl
    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time

    Those sweet memories
    Will always be dear to me
    And girl no matter what was said
    I will never forget what we had
    Now baby

    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time
    When we first met
    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time

    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time
    When we first met
    Do you remember the time
    When we fell in love
    Do you remember the time

    Remember the times
    Ooh
    Remember the times
    Do you remember girl
    Remember the times
    On the phone you and me
    Remember the times

    Till dawn, two or three
    What about us girl
    Remember the times
    Do you. do you, do you,
    Do you, do you
    Remember the times
    In the park, on the beach
    Remember the times
    You and me in Spain
    Remember the times
    What about, what about...

    Remember the times
    Ooh... in the park
    Remember the times
    After dark..., do you, do you, do you
    Remember the times
    Do you, do you, do you, do you
    Remember the times
    Yeah yeah
    Remember the times
    nsnsns

    Iman

    Michael Jackson
    Recuerda aquel tiempo

    Te acuerdas
    Cuando nos enamoramos.
    Eramos jóvenes e
    Inocentes en ese entonces.
    Te acuerdas
    Como empezó todo,
    Parecía justo como el cielo.
    Entonces, ¿porqué terminó?

    Te acuerdas
    De vuelta en el otoño,
    Nosotros estábamos juntos
    Todo el día.
    Te acuerdas
    Nuestras manos unidas
    Nos mirábamos fijamente
    A los ojos (dime).

    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos conocimos por primera vez.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo.

    Te acuerdas
    Como solíamos hablar (ya sabes),
    Nos quedábamos en el teléfono
    De la noche hasta el amanecer.
    Te acuerdas
    Todas las cosas que decíamos,
    Como te amo tanto,
    Nunca te dejaré ir

    Te acuerdas
    De vuelta en la primavera,
    Todas los mañanas los pájaros cantaban.
    Te acuerdas
    Esos especiales momentos,
    Ellos solo van y van
    A la vuelta de mi mente.

    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos conocimos por primera vez.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo...

    Esas dulces memorias
    Siempre serán queridas para mí.
    Nena, no importa lo que se ha dicho,
    Yo nunca olvidaré lo que tuvimos
    Ahora nena.

    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos conocimos por primera vez.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo.

    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos conocimos por primera vez.
    Te acuerdas de aquel tiempo
    Cuando nos enamoramos.
    Te acuerdas de aquel tiempo.

    Recuerda las veces
    Ooh
    Recuerda las veces
    Te acuerdas, nena
    Recuerda las veces.
    En el teléfono tu y yo.
    Recuerda aquel tiempo.

    Hasta abajo, dos ó tres
    ¿Qué hay acerca de nosotros, nena?
    Recuerda aquel tiempo
    Te, te, te,
    Te, te,
    Recuerda aquel tiempo
    En el parque, en la playa.
    Recuerda aquel tiempo
    Tu y yo en españa.
    Recuerda aquel tiempo
    Que sobre, que sobre,...

    Recuerda aquel tiempo
    Ooh...en el parque
    Recuerda aquel tiempo
    Después de la oscuridad..., te, te, te.
    Recuerda aquel tiempo
    Te, te, te, te.
    Recuerda aquel tiempo,
    Yeah, yeah.
    Recuerda aquel tiempo...


    Iman / Toda la belleza del mundo

    Iman & David Bowie / Eso que llaman amor


    Las otras exclusivas de Sean Penn

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    Sean Penn
    Poster de T.A.

    Las otras exclusivas de Sean Penn

    El actor estadounidense se reunió con Raúl Castro y Hugo Chávez en 2008



    El actor estadoundiense Sean Penn con Hugo Chávez. / MIRAFLORES PALACE (REUTERS)
    La de El Chapo no fue la primera entrevista exclusiva de Sean Penn. La conversación entre el actor estadounidense y el capo del cártel de Sinaloa, que tuvo lugar el pasado mes de octubre en México y ha sido publicada ahora por la revista Rolling Stone, ¿,tampoco es la primera incursión de Penn en el mundo del periodismo. Éstos son los antecedentes:

    Raúl Castro

    En otro mes de octubre, en 2008, Sean Penn entrevistó al presidente cubano poco después de que sucediera a su hermano Fidel. La cita, relatada para la revista The Nation, ocurrió además poco antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y en las que venció Barack Obama. En “una charla de siete horas, con una cena y té, que duró hasta la madrugada”, Penn no desaprovechó la ocasión para preguntar a Castro si estaría dispuesto a conversar con el mandatario estadounidense si llegaba a la Casa Blanca.
    “Tendría que pensarlo”, respondió Castro. “Personalmente, creo que no sería justo que yo le visitara primero porque siempre son los líderes latinoamericanos quienes van a Estados Unidos. Pero también sería justo esperar que un presidente americano viniera a Cuba. Deberíamos encontrarnos en terreno neutro”.

    Hugo Chávez

    El actor escribió que entre las motivaciones para reunirse con el presidente venezolano estaba “profundizar su entendimiento sobre el mandatario y sobre Venezuela”, pero también para pedirle ayuda y lograr entrevistar a los hermanos Castro en La Habana. “Sé que están pensando en invadir Venezuela”, le dijo Chávez acerca de los planes del Pentágono estadounidense. “Pero nadie puede venir aquí y exportar nuestros recursos naturales”. El mandatario añadió que “Venezuela debe ser una democracia socialista”, y calificó a Fidel Castro como “un maestro para mí. No en ideología, sino en estrategia”.

    Fidel Castro

    Penn narró en su entrevista con el presidente cubano que también se había reunido anteriormente con su hermano Fidel. En 2009 regresaría a La Habana para intentar hablar con él después de encontrarse con Hugo Chávez. La revista Vanity Fair había sido la elegida para publicar el relato del encuentro y, a pesar de que varios medios revelaron la presencia del actor en la isla, no se sabe si la entrevista llegó a producirse.

    Irán

    Hace más de una década el actor estadounidense visitó Teherán para el diario San Francisco Chronicle que después sería publicado como una serie de cinco reportajes. El trabajo, titulado “Sean Penn en Teherán” fue realizado en los días previos a las elecciones presidenciales en el país de 2005.

    Irak

    Un año antes, y también para el San Francisco Chronicle, Penn compartió su visión personal de la guerra de Irak y aseguró que la ocupación estadounidense podía convertir la región en “un polvorín”.



    Sean Penn / No deseo convertirme en una estrella de acción

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    Sean Penn
    Ilustración de T.A.

    Sean Penn

    “No deseo convertirme en una estrella de acción”

    Ganador de dos premios Oscar, con una vida personal expuesta a las cámaras desde su juventud, Sean Penn es un ‘outsider’ de Hollywood

    En esta conversación reflexiona sobre su visión del cine y del mundo. Y de por qué, a sus 54 años, piensa seguir dando guerra


    Sean Penn: "Ninguno puede negar la necesidad de contar con armas de fuego". / GETTY
    En la escuela le solían llamar Gary Cooper porque todo lo que decía era sí y no. Parco siempre en palabras, habla poco y, si es posible, con la mano en la boca –con un cigarrillo, mejor–. Sean Penn sigue sin disfrutar del arte de la conversación. A los 54 años, huye de las entrevistas todo lo que puede. El último gran rebelde de Hollywood no pone fácil la charla, a pesar de que el enclave donde tiene lugar es idílico. El paraíso se llama Malibu Beach Inn, un hotel impersonal en medio de la autopista del Pacífico, pero frente a una de las playas más envidiadas en Estados Unidos. Y, lo que es más importante para el actor, cercano a su vivienda.
    En el Pacífico, el sol brilla meloso, abriéndose camino entre un cielo ligeramente encapotado sobre una mar salpicada de surfistas y gaviotas. Al sur se distingue la silueta de la ciudad de Los Ángeles. Al norte, un muelle de madera abandonado. En la habitación de la cita, una gran jarra de té helado con limón y mucho hielo, un cenicero aparentemente sin utilizar y dos publicistas personales del actor que permanecerán a su lado durante toda la entrevista. Las condiciones para conversar con este intérprete y director dos veces galardonado con el Oscar son férreas. Un documento firmado deja claro que nada de preguntas personales. A la primera mención de Charlize Theron, la mujer que ha devuelto el amor y la sonrisa a la vida de Penn –además de su nueva musa en The Last Face, la película que está dirigiendo actualmente y en la que trabaja junto a Javier Bardem–, se acaba la entrevista. Nada de hablar tampoco de cualquiera de sus anteriores matrimonios, ya sea con Madonna o con Robin Wright, o sobre sus dos hijos, Dylan Frances y Hopper.
    Penn está aquí para hablar de Caza al asesino, la cinta de acción que se estrena el 22 de mayo en España y en la que actúa a pecho descubierto y armado hasta las cejas, algo inusual en la carrera de un intérprete que no solo ha evitado el género, sino que ha criticado, y mucho, a un Hollywood que acostumbra a tirarse por la vía fácil en lugar de arriesgar y tomar decisiones artísticas fuera de la norma. Rodada en gran parte en España y con Bardem de nuevo a su lado, Penn acepta romper su silencio para hablar de su obra. La conversación se llena de silencios, de pausas en las que se come el hielo a bocados y donde este hijo de actores mide cada una de sus palabras.
    Con Caza al asesino, Penn ha disfrutado mientras filmaba en España. Bueno, en Cataluña, como corrige de inmediato con picardía y ganas de participar en la polémica.
    –Son muchos los que dirán que no trabajé en España, sino en Cataluña [risas]. Reconozco que pasé unos días geniales en Madrid, aunque allí no rodé nada. Si mañana tuviera otro rodaje, volvería allí con los ojos cerrados. Me encantó el trabajo, la comida, los paseos por la playa al atardecer o por la noche, muy de noche, tras una cena aún más de noche, por el barrio Gótico…
    ¿Fue ese el principal atractivo que le hizo aceptar un filme como Caza al asesino?
    Acepté esta película del mismo modo que el resto de lo que he hecho. Alguien me ofreció el guion, lo consideré interesante, se sumó Pierre Morel y lo hicimos más interesante.

    Tráiler de 'The Gunman', la última película que Sean Penn protagoniza. / Youtube
    Interesante, quizá, pero atípico en su carrera. Nunca se ha prodigado en el campo del cine de acción y son muchos los que ven su elección como una reinvención de su trabajo, una transformación a lo Liam Neeson en Venganza. Un nuevo actor que se suma al llamado género de geri-action.
    El tema se ha convertido en algo recurrente desde que empecé a hablar del proyecto. Sobre todo, desde que Pierre Morel se unió a nosotros como director. No existe ninguna relación con Venganza. Al menos no a mi entender. Venganza entronca con la fórmula padre e hija, con la historia de un hombre lleno de conflictos que acaba con gente muy mala por su propio beneficio, luchando por sus hijos, por su familia. No hay nada de eso en Caza al asesino. En lo único en lo que se parecen es en las armas. Y en que ambas pertenecen a un género intenso, con un gran dinamismo físico, llevadas por la acción. Pero como suelo decir siempre, Meryl Streep es una rubia de lo más sexy. Sin embargo, una descripción así no te dice quién es Meryl Streep.
    Entonces, ¿cómo describiría la historia de Caza al asesino?
    Vista desde fuera es una película de acción y no reniego de ello. Pero hemos trabajado para que sea más que eso. Para que un guion me interese tiene que provocar mi curiosidad. Y, en este caso, me interesó un terreno conocido para mí como las compañías privadas proveedoras de servicios o infraestructura de categoría paramilitar. Conozco su forma de pensar, por lo que me pareció interesante llevar un filme a este terreno que para otros puede no ser tan familiar. Pero sin convertir la historia en algo pedante. Por lo demás, no albergo el deseo de convertirme en una estrella del cine de acción.
    Con un título como Caza al asesino, la presencia de balas en el filme se da por sentada. Pero ahora su imagen personal está más identificada con sus labores humanitarias. ¿Puede explicar su relación actual con las armas?
    [Un largo silencio precede la respuesta]. Como la mayor parte de los estadounidenses, he crecido en contacto con armas de fuego. Me resultan algo familiar. ¿Quiere que hable de mi relación personal con las armas? ¿O lo que pienso políticamente de su uso?
    Son preguntas que quizá se dan la mano.
    Esto es precisamente de lo que estoy hablando. No creo que ninguno de nosotros pueda negar la necesidad de contar con armas de fuego. Dicho esto, es cierto que las armas hacen mucho más mal que bien. En Estados Unidos, si poseo un barco (como solía tener amarrado en puerto), los guardacostas pueden proceder a una inspección sin avisar para comprobar que todo está en orden, las bengalas, la radio, el GPS… Como capitán de la nave, tengo una responsabilidad. Lo mismo debería ocurrir con las armas. Deberían quitarme la licencia si las armas no están protegidas. Tendrían que forzarme a tomar clases prácticas, a pasar pruebas psicológicas. Pero todo esto no es viable económicamente. Y es lo que debería exigirse. Lo mismo ocurre con los rifles de asalto. Muy pocas personas deberían estar autorizadas a contar con algo así. Pero eso no quiere decir que se deban prohibir las armas. Como dicen quienes están a favor de su uso, las armas no matan. La gente mata. Hemos permitido que la gente compre una herramienta que no entiende. Lo que es peor, hemos permitido el uso de esta herramienta a personas que quizá entienden el arma, pero no se conocen a sí mismas.

    Sean Penn

    Nació hace 54 años en Santa Mónica (California, Los Ángeles, EE UU). Segundo hijo de la actriz Eileen Ryan y el actor, director y escritor Leo Penn. La gran pantalla ha sido testigo de su evolución personal y de sus dotes camaleónicas para la actuación. Su carrera está jalonada de exitosos papeles, como el que interpretó en Pena de muerte (1995). Ganó el Oscar al mejor actor en dos ocasiones: por su trabajo a las órdenes de Clint Eastwood en Mystic River (2003) y por su interpretación en Mi nombre es Harvey Milk (2008). Fuera de los rodajes, ha consolidado una personalidad de las más outsiders de Hollywood, además de implicarse en la reconstrucción de Haití tras el terremoto de 2010 que arrasó el país caribeño.
    Puedo imaginarle fácilmente teniendo este tipo de discusión con Javier Bardem.
    No creo que hayamos comentado esto en concreto, pero sí hablamos mucho de política. Tenemos muchas conversaciones filosóficas. Y de trabajo. A estas alturas nos conocemos muy bien y desde hace tanto tiempo como para que la conversación sea fluida. Es un gran actor.
    Hollywood siempre parece un lugar improbable para hacer amigos, dada la competitividad del medio y el tamaño de los egos.
    Desde mi experiencia, a la hora de hacer amigos, Hollywood es como cualquier otro sitio. Resulta igual de posible e igual de improbable trabar una amistad. Javier [Bardem] y yo nos conocimos mientras rodaba con Julian Schnabel en la península de Yucatán, en México. Yo estuve allí un par de días y somos amigos desde entonces. Cuando hablo de amigos me estoy refiriendo a un grupo muy reducido de personas con las que me une una gran amistad. Hay un grupo más amplio por el que siento afecto o con quienes mantuve una fuerte conexión en un periodo determinado, pero que después no he seguido alimentando. Ese pequeño círculo de personas con las que me gusta pasar el tiempo está compuesto a la mitad por amigos que lo son desde el instituto.
    Amigos como Charlie Sheen y Emilio Estevez, a quienes de algún modo debe su carrera en Hollywood.
    Siempre me recuerdo jugando mucho más con ellos que con mis hermanos. Éramos vecinos y estuvimos siempre juntos durante la época en el instituto de Santa Mónica. Por supuesto, nuestro juguete preferido era una cámara de formato super-8. Eso y todo lo que se habían traído de Filipinas cuando su padre estuvo rodando Apocalypse Now. Un par de manos protésicas ensangrentadas. Cosas así. No es que me tomara muy en serio lo de ser actor. Como mucho, pensé en ser director. Pero siempre andábamos cortos de actores. Además, no sabía cómo convencer a la gente para que me diera los millones de dólares necesarios para dirigir una película.
    Eso no parece haber cambiado mucho. Si incluimos el largometraje que está ultimando como realizador, The Last Face, ha dirigido ocho filmes. Han tenido que pasar más de siete años para volver a ponerse detrás de las cámaras, pese a manejar presupuestos muy bajos para esta industria. ¿Cuál es el problema? ¿Falta de confianza?
    No creo que mis películas sean low cost. Serán de bajo presupuesto para los estándares de Hollywood, pero en mi mundo yo no llamo bajo a un presupuesto de 20 millones de dólares (18,6 millones de euros). The Last Face nace de una sugerencia de Javier Bardem. Yo conocía el proyecto, pero charlando durante el rodaje de Caza al asesino, Javier lo sacó a relucir. Como conocía a la persona que había comprado la opción, me puse a hacer de cupido. Una cosa llevó a otra, y cuando se pusieron a hablar de directores sugerí mi nombre.
    ¿Cuál es el criterio que separa esas películas en las que acepta ser actor de las que se reserva como director?
    Déjeme antes que conteste a la pregunta anterior. Es cierto que suele pasar mucho tiempo entre proyectos, pero la verdad es que hasta la fecha he hecho todas las películas que he querido y cuando he querido. No hay ningún proyecto que haya querido hacer y no haya llevado a cabo. Por el contrario, solo he realizado las películas que he querido hacer. Lleva tiempo, porque dirigir un filme es una carnicería. Me chupa la sangre. No se trata solo de encontrar un proyecto. Tengo que estar seguro de que el amor, el interés, me durará al menos uno o dos años. Eso es lo que te toma como director completar un rodaje. No es fácil. Tampoco digo que falten guiones. Incluso podría escribirlos. Pero tengo que encontrar esa idea. Siempre digo que si uno va a invertir su vida en un proyecto, más vale que sea algo personal.
    ¿Quiénes son los directores que más admira? ¿De quién ha aprendido más?
    Alejandro González Iñárritu. Sin duda. De lo mejor que tenemos. Lo mismo que Clint Eastwood. Muy diferentes. Martin Scorsese también me ayudó mucho. Cuento con una escuela de más de 60 películas a mis espaldas si incluyo toda mi filmografía. Y hay muy pocos que puedan decir lo mismo. He tenido la mejor butaca en las clases que me han dado Alejandro, Clint o Terry Malick cuando he trabajado con ellos. Le diré una cosa: son muy diferentes entre sí y cada uno tiene su ojo. Pero con ninguno de ellos te aburres.


    Escena de 'Caza al asesino', la nueva película de Sean Penn, donde comparte planos con Javier Bardem (a la izquierda). / ALBUM
    No ha contestado a la pregunta que le hice antes, sobre el criterio con el que separa qué proyectos hace como actor o como director. En más de una ocasión ha mencionado su deseo de retirarse del cine, de la interpretación. ¿Sigue pensándolo?
    Como me dijo Dustin Hoffman en una ocasión, lo mío no era cansancio, sino desencanto. Me crie con el mejor cine, el menú que se servía en los setenta y que incluía algunas de las películas más extraordinarias hechas en Hollywood. No estoy cansado de Hollywood. Simplemente, mi vida está llena con otras cosas que me tienen ocupado. Ya sean razones personales o ese otro trabajo que hago. Además, no soy de los que entran en pánico cuando no trabajan. De hecho, a veces no hay nada mejor que sentarse en una butaca a no hacer nada. Es mi propia versión de la siesta [risas]. ¡Una siesta que a veces me dura varios años!
    ¿Se refiere a esos momentos en los que le gusta aislarse del mundo?
    Como decía Bob Dylan, yo no me considero un artista recluso. Más bien un actor exclusivo. Así me siento cuando estoy en mi mejor momento. Exclusivo. Único. En forma. Pero en cuanto bajo la guardia se me cuela algún idiota por la puerta. De ahí que me recluya más en cuanto me siento cansado, cuando me aburre la compañía de los que me rodean. Cuando esto ocurre, estoy presente y parece que disponible, pero realmente no estoy ahí.
    ¿No se cansa de ser el rebelde de Hollywood?
    No creo que sea tan rebelde. Lo que ocurre es que la sociedad que me rodea está cada vez más contenta consigo misma, con el orden de las cosas. Vamos, que hoy día no hay que rebelarse mucho para ser considerado un rebelde. Y sí, te puedes llegar a sentir solo y frustrado. Especialmente, cuando formas parte de esta cultura del entretenimiento volcada en respuestas rápidas y soluciones aún más rápidas; que busca resultados inmediatos a las necesidades del mundo que nos rodea; una cultura que valora cada vez más lo que menos me interesa. Sé que los grandes cambios se dan a largo plazo y que hay que tener visión de futuro. Así que lo de rebelde depende mucho de cómo lo mires. Yo me siento mucho menos rebelde de lo que creo que cualquiera de nosotros debería ser.
    Se acaba de cumplir el quinto aniversario del devastador terremoto que le llevó a Haití con ese “otro trabajo” como embajador en misión especial. ¿Considera que el país está saliendo de la crisis?
    La reconstrucción de Haití tras el terremoto es extraordinaria, pero ahora nos encontramos con todos los problemas que existían antes del seísmo. La pobreza, la falta de trabajo, la falta de un producto exportable, la corrupción… Un problema como la corrupción sería fácil de arreglar con la presencia de una clase media. Pero mientras la corrupción mantenga ese abismo entre los pocos que tienen y los muchos que no tienen, mientras no se permita la formación de una clase media, la población restante tiene suficiente con sobrevivir a diario como para meterse en política, como para encontrar su voz. El panorama está cambiando mucho y la interconectividad que disfrutamos en la actualidad será beneficiosa. Especialmente en las economías emergentes, en los países en vías de desarrollo. Los que no tienen voz se podrán hacer oír, podrán estar conectados.


    Sean Penn en una imagen de 1983, durante el rodaje de 'Bad Boys'. / ALBUM
    ¿Defiende, por tanto, las virtudes de Internet?
    ¿Yo? No tengo ni Twitter ni Facebook. Diría que ni tan siquiera tengo un portátil. Y lo mismo que veo el beneficio de la conectividad en la coexistencia de la humanidad, veo que en las economías más acomodadas Internet se utiliza más para la nimiedad que para la información.
    Antes hablaba de lo que cuesta conseguir el dinero para dirigir sus películas. Pero hace unos meses consiguió 6 millones de dólares (5,6 millones de euros) de Hollywood en una gala benéfica a favor de Haití. Asistieron, entre otros, Charlize Theron, Reese Witherspoon, Salma Hayek y Chris Martin. ¿Es más fácil suprimir la mala conciencia de una industria más conocida por sus excesos?
    Hollywood es una olla llena de talento tanto en el lado creativo como en el comercial. Y como cualquier otra industria, está interesada en un comercio responsable. El egoísmo y los excesos son un hecho, como en cualquier otro negocio. Hollywood no es ninguna excepción. Y la falta de imaginación es un hecho. Pero en situaciones como la que comentamos, el apoyo que puedes conseguir dentro de esta industria es probablemente mayor que en cualquier otra. Se trata de gente concienciada, aunque no todos. La mayor parte de los asistentes a una gala así vienen a cenar, a escuchar el concierto gratis y marcharse a casa. Pero los hay a quienes les importa lo que está ocurriendo y son los que acaban haciendo posible una suma semejante.


    Jan Martínez Ahrens / No se olvide de los muertos, señor Sean Penn

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    Sean Penn
    Ilustración de Triunfo Arciniegas

    No se olvide de los muertos, señor Penn

    El actor es libre de utilizar su conversación con el Chapo Guzmán como le plazca; pero su afirmación de que acude como periodista rebasa el límite

    El actor Sean Penn en una gala benéfica para ayudar a Haití
    El actor Sean Penn en una gala benéfica para ayudar a Haití / MATT WINKELMEYER (AFP)
    Es el duro que puede ser tierno. El feo que resulta atractivo. El histrión que suelta verdades como puños. Es Sean Justin Penn. Dos Oscar, un Globo de Oro y 55 años. Una estrella que en brazos de las diosas rubias de Hollywood juega a ser un disidente y al que la vida le parece un cuadrilátero. El mismo tipo que el sábado pasado dio un puñetazo al mundo, y posiblemente a sí mismo, al publicar el relato de su encuentro clandestino con el líder del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.
    Una cita con la que sueñan, lo confiesen o no, casi todos los periodistas. Un encuentro al filo de la navaja, donde toda cautela es poca, pero que en manos del turbulento Sean Penn se transformó en cualquier cosa menos periodismo. Sus siete horas con El Chapo devinieron en 10.000 palabras de obsesiva primera persona. Con relato de sus flatulencias e idealización de un narcotraficante en cuyo debe figura haber hundido México en el abismo del terror. “Describir la reunión como una entrevista es un insulto a los periodistas que han muerto en nombre de la verdad”. Así lo sentenció el mismo día de la publicación el veterano reportero Alfredo Corchado, media vida en la frontera y amenazado por los cárteles.
    Nadie en México ha aplaudido el trabajo de Penn. No hay duda de que el relato, en esencia un egotrip, ofrece un enorme interés. Ciertos detalles alumbran sobre las interioridades del narcotráfico. El vídeo nos permite ver y oír por primera vez a ese criminal de camisa de seda y voz nasal al que algunos quisieron elevar a leyenda. Atacarle por su reunión es un error. El actor es libre de hacer lo que le plazca con su material. Su opinión es soberana. Pero su afirmación de que acude como periodista sobrepasa el límite. Aparte del compadreo de la cena, ni hay entrevista presencial ni repreguntas. Solo un cuestionario dócil leído entre cantos de gallo por un lacayo. Es decir, sin control periodístico y, en todo caso, sometido a las exigencias del narco, como demuestra que el texto final le fuese enviado a El Chapo para su aprobación final. Una pleitesía que le brindó la revista Rolling Stone y que, como era de esperar, el delincuente respondió con la amabilidad de no cambiar ni una coma.
    Hacer periodismo en México puede ser cuestión de vida o muerte. Hay muchos reporteros que lo saben. Que cada día, en Sinaloa, Durango, Tamaulipas o Guerrero, salen a la calle a buscar historias en condiciones extremas. No son famosos ni están bien pagados; ni siquiera gozan del respeto de las autoridades a las que incomodan. Reciben amenazas e insultos. A veces los apalean y, en ocasiones, los matan. Un tiro a la puerta de la redacción. Un secuestro en su propia casa.
    Sean Penn no es ningún héroe. Viajó al corazón de las tinieblas escoltado por sicarios. Tuvo cena y halagos de El Chapo. Vivió una noche para el recuerdo y construyó un relato para su mayor gloria personal. Los otros, los periodistas desconocidos que luchan y mueren por hacer su trabajo, jamás tuvieron esa suerte.


    Ghosting / El fantasmeo o "Ahí te quedas, Sean Penn"

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    Charlize Theron

    EL FANTASMEO

    Ahí te quedas, Sean Penn

    Traducción de New Clips / Paloma Cebrián

    El fin del compromiso entre Charlize Theron y el oscarizado actor saca a la luz el ‘fantasmeo’ o cómo abandonar a tu pareja y desaparecer sin dejar rastro


    Sean Penn y Charlize Theron. / GETTY IMAGES
    No hace mucho, Sean Penn y Charlize Theron eran una pareja feliz. Sin embargo, hace poco llegaron noticias de que Theron había dejado de responder a las llamadas y los mensajes de Penn. Lo estaba fantasmeando.

    ¿Qué es el ghosting?

    El término, como casi siempre, viene se ha acuñado primero en inglés: ghosting, de la palabra ghost (fantasma, en español). Una palabra generalmente asociada con Casper, el niño que veía a gente muerta y el título de una película de 1990 protagonizada por Demi Moore y Patrick Swayze, ha pasado a utilizarse también como un verbo que se refiere a poner fin a una relación amorosa por el procedimiento de interrumpir todo tipo de trato y hacer caso omiso de los intentos de la expareja por establecer contacto.

    ¿Quién lo practica?

    El término ya ha entrado a formar parte del léxico de las encuestas: en octubre de 2014, un sondeo de YouGov y el Huffington Post entre 1.000 adultos mostraba que el 11% de los estadounidenses había fantasmeado a alguien. Una encuesta más informal de la revista Elle descubrió que alrededor del 16,7% de los hombres y el 24,2% de las mujeres había sido víctima de esta táctica.


    Los actores Jason Biggs y Jenny Mollen. / CORDON PRESS

    Sus víctimas

    Justine Bylo, de 26 años, y gestora de cuentas independiente del sector editorial, ha experimentado de primera mano lo que se siente. En una ocasión invitó a una boda a un hombre con el que llevaba saliendo unos ocho meses de manera informal. Cuando se acercaba el día, él dejó de responder a los mensajes de Bylo, y ella acabó yendo sola a la boda. Hace unas semanas descubrió que, por esa época, él se había estado viendo con otra mujer. “Me pasa tantas veces que he llegado a esperármelo”, confiesa Bylo. “La gente ya no rinde cuentas porque se puede esconder detrás de su teléfono”.
    Elena Scotti tiene 27 años, es ilustradora y editora de fotografía deFusion, una empresa de medios de comunicación, y también ha sido víctima del fantasmeo. Una vez cogió un avión a Chicago para asistir al festival Lollapalooza y estar un tiempo con un hombre del que se había enamorado cuando estudiaba en el extranjero. “Éramos inseparables”, cuenta. “Durante seis meses hablé con él a diario y dormí con él en la misma cama”. Después de una única cita en Chicago, silencio absoluto. “Desapareció de la faz de la tierra”, dice Scotti, que no volvió a verlo hasta que, tres años después, se mudó con su novia al mismo edificio donde vive ella en Brooklyn. Él siguió retirándole la palabra, y el que había sido su enamorado, ahora la ignoraba incluso cuando se cruzaban en el vestíbulo.
    De una forma menos dramática pero más o menos igual de frustrante, Aaron Leht, un redactor de moda de 29 años, no obtuvo respuesta a sus mensajes cuando el hombre con el que llevaba saliendo un mes desapareció después de que los dos hubiesen ido a comprar los ingredientes para una cena que pensaban cocinar esa misma noche. “Se fue a su casa a echarse una siesta y me dijo que me llamaría”, dice Leth. “Todavía estoy esperando, dos años después”.

    El término ya ha entrado a formar parte de las encuestas. El 11% de los estadounidenses ha sido víctima de esta táctica

    Que los fantasmas se expliquen

    Muchos de los fantasmeadores tienen remordimientos y hacen referencia a su propio miedo, su inseguridad y su inmadurez. Jenny Mollen, una actriz de 36 años usuaria entusiasta de Twitter y autora de la colección de ensayos I like you just the way I am [Me gustas exactamente como soy], llevaba tres meses saliendo con un hombre cuado le dijo que su abuela había muerto y lo echó de su vida. Su abuela, efectivamente, había muerto, solo que unos meses antes. “Una noche él vino a mi casa, se puso a aporrear la puerta, y yo hice como si no estuviera”, cuenta Mollen. “No conozco otra manera de liberarme de las relaciones. Era joven, y no sabía cómo desengañar a alguien”. Su teoría es que la gente que se esfuma lo hace por una necesidad desesperada de ser amada, incluso después de una ruptura. “Si desapareces por completo, nunca tienes que hacerte cargo de que alguien está loco por ti y de que tú eres el malo”, resumía.

    ¿La tecnología ha empeorado las cosas?

    Es discutible si esta forma de comportarse se ha hecho más frecuente con la llegada de la tecnología, pero lo que sí es posible es que ahora sea más hiriente debido a que existen muchos modos de presenciar cómo la persona amada se relaciona con otros mientras que a ti te ignora. No cabe duda de que el éxito de aplicaciones como Tinder y Grindr, y la sensación que provocan de que siempre hay alguien –literalmente– a la vuelta de la esquina, favorece a los fantasmas. Anna Sale, de 34 años, locutora y jefa de redacción del podcastMuerte, sexo y dinero de la radio pública neoyorquina WNYC, cree que las redes sociales permiten eludir las conversaciones complicadas. “A medida que la gente ha ido dejando cada vez más de hablar tranquilamente cara a cara de temas espinosos, se ha hecho más fácil seguir adelante, dejar que el tiempo pase y olvidarse de decir a la persona interesada que estás rompiendo con ella”, explicaba.

    Con la llegada de la tecnología es ahora más hiriente sentirse ignorado por la persona amada
    Pero si bien puede que el fantasmeo sea cada vez más admisible socialmente, Sale, de la radio WNYC, cree que una relación a largo plazo, incluso la de una persona famosa, exige un cierto nivel de honestidad. “Si sigues adelante después de tres citas, estás dando señales de que tienes interés. Desaparecer después de eso es desconcertante”, observaba, y añadía acertadamente: “Las rupturas pueden llegar a obsesionarte”.
    New York Times News Service



    La cara de Leo Di Caprio al ganar Lady Gaga es un poema

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    Lady Gaga
    Fotografía de Terry Richardson

    La cara de Leo Di Caprio al ganar Lady Gaga es un poema (y otros imperdibles de la gala)

    El triunfador de la noche capitalizó las redes sociales y Ricky Gervais bromea sobre la igualdad salarial en un gala que notó la ausencia de Tina Fey y Amy Poehler.



    La cara de Leo Di Caprio al ganar Lady Gaga es un poema (y otros imperdibles de la gala)
    Vaya pillada, Leo.


    No fue una broma de Ricky Gervais pasada de rosca. Tampoco una gamberrada (inexistente) de Amy Schumer sobre el escenario. Ni siquiera ver a dos titanes carperteros como Ryan Gosling y Brad Pitt juntos en pantalla peléandose por el leer el teleprompter. Leonardo DiCaprio se convirtió en el viral, involuntario, de los Globos de Oro. Suele serlo. En los Oscar del año pasado los memes se multiplicaban con sus (ficticias) lágrimas por quedarse sin premio (otra vez) por El lobo de Wall Street. Todo apuntaba a que este iba a ser su año y las quinielas se cumplieron, sí, pero no por recoger su merecido galardón por su tour de force en El Renacido, recibir una ovación de sus colegas de profesión y escuchar una declaración de amor de Iñarritu (“eres el puto amo”, le vino a decir en inglés). No fue por eso, no. El eterno soltero, el capo de la pussy posse, el hombre incapaz de salir con una mujer mayor de 25 años pero sí de arrastrar él solito a 25 tías de una fiesta, se convirtió en lo más comentado de la gala por una pillada inesperada de la cámara. Y qué pillada, Leo.
    dentro
    Todo pasó cuando Lady Gaga dejó incomprensiblemente sentada a Kirsten Dunst en su silla para recoger su Globo de Oro por American Horror Story. Puede que Leo tampoco diese crédito (o simplemente se reía a carcajadas estando de cháchara en su mesa) pero pasó esto. Lady Gaga rozó su brazo y espalda embargada por la emoción y la mueca que dibujó su rostro al verla ha sido, sin duda, lo más reproducido y compartido de la noche. En Buzzfeed, al cierre de esta edición, la noticia ya acumulaba más de 300.000 lecturas. Totalmente comprensibles a tenor de los gifs imparables que contenía.
    Como éste:
    OhKanye
    O éste (ralentizado):
    Otro momento de gloria más para Di Caprio, que también capitalizó tuits y ohhhs en las redes al protagonizar este abrazo con Kate Winslet. Jack y Rose (Titanic) (desde aquí también reivindicamos a Frank y April de Revolutionary Road, ojo) reunidos por obra de la asociación de la prensa extranjera:

    ¿Se puede bromear sobre la sangrante desigualdad salarial? Ricky Gervais sí puede
    Dejando a un lado el triunfo de El Renacido y el vacío a Spotlight o Carol en lo cinematográfico y el merecido reconocimiento a Mr. Robot (el año que viene te toca, Rami Malek), Ricky Gervais vino a reclamar su sitio tras la etapa gloriosa que han dejado Tina Fey y Amy Poehler como conductoras chispeantes a la par que inteligentes de las últimas galas. En un speech inicial socarrón y algo perdido, cuando el británico dejó de insultar y recordar lo asquerosamente privilegiados que eran los presentes fue cuando estuvo más fino. Fue al destacar la lucha más ferviente de la industria, la de la igualdad salarial, tomando como ejemplo el ensayo que Jennifer Lawrence escribió reclamando “cobrar lo mismo que sus compañeros con pene”.
    Un año después de que Patricia Arquette lo reclamase en los Oscar, Gervais aprovechó su atril para señalar a la protagonista de Joy y decir “Lawrence consiguió un abrumador apoyo de todas partes del mundo, “¿cómo diablos puede una chica de 25 años ganar sólo 25 millones de dólares al año?”, para después ponerse levemente más serio y salvar los muebles recordando que “honestamente, las mujeres deberían cobrar lo mismo que los hombres”. Por cierto, Fey y Poehler no se libraron del gag, y Gervais indicó que él cobra lo mismo que las dos, sólo que ellas se repartían el salario. “¡No es culpa mía que se lo repartieran! Es estúpido pero es así”. (Insertamos aquí gif de las susodichas imaginando su reacción al monólogo).
    Eh, Hollywood, las latinas no son todas iguales
    La culpa la tuvo el community manager de la cuenta de Twitter de los Globos de Oro, que metió la pata hace unas semanas cuando introdujo a los presentadores del evento en el que se dan a conocer a su lista de nominados. Confundió a America Ferrera con Gina Rodriguez y se armó el belén. El cachondeo frente a tal derrapada no pudo faltar en la gala de anoche, cuando Ferrera apareció con Eva Longoria para presentar el premio al mejor actor de comedia. Ambas enumeraron a un buen listado de actrices latinas para recordar que NO eran ninguna de ellas. Un zasca bastante merecido para la organización:
    Aziz Ansari nos robó el corazón cuando intentó hacer una broma sobre cómo iba a perder el Globo de Oro a mejor actor de comedia por la imperdible Master of None frente a Jeffrey Tambor (finalmente se lo llevó Gael García Bernal). Te queremos, Aziz:
    Amy Schumer y Jennifer Lawrence intentaron ser las BFF oficiales de la industria sobre el escenario (aunque la cosa no terminó de cuajar):
    Y corremos un tupido pelo sobre el peinado a lo Anasagasti de Channing Tatum (ligeramente copiado por Brad Pitt). No comprendemos la motivación capilar:
    pelos




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